No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

viernes, 1 de octubre de 2010

Y seríamos más felices ...

El tequio Made in Altiplano de Granada es a su vez sede de la asociación DahirA, la primera que tenemos después de cuatro años con sedes itinerantes y prestadas. El grupo de personas que nos reunimos y nos planteamos organizarnos en asociación, allá por el último trimestre del 2005, el mismo grupo que una vez tuvimos claro para que queríamos asociarnos y cuales serían nuestras líneas de actuación para conseguir los objetivos a lograr, cuando nos pusimos a debatir sobre como reflejar en los estatutos nuestras pretenciones, un punto sobre el que incidimos, después de muchas reflexiones, es que queríamos que la sede de DahirA fuera un punto de encuentro común para las mujeres de la comarca, no sólo de Huéscar. Nunca pensamos en un espacio privado y exclusivo para las socias de DahirA.

Entonces éramos mucho más ingenuas que ahora, y visualizamos un espacio idílico en la confianza de que sería posible: biblioteca feminista y sala de lectura, sala de música, audiovisuales y cine, sala de tertulias, ludoteca ... Espacios sociales y culturales, abiertos durante todo el día, para cualquier mujer que quisiera acercarse buscando un libro, un rato de desconexión, ver una película, tomar una infusión y debatir sobre igualdad, trabajo, literatura, aportar conocimientos y experiencias, diseñar estrategias, dejar propuestas, mientras sus hij@s juegan libremente -con el material aportado por la asociación, didáctico y no sexista, naturalmente- o participan en un taller de juego.

Debatimos, y mucho, sobre la posibilidad de que los hombres tuvieran acceso o no a esos espacios. Si estábamos planteando espacios feministas, justo era que tuvieran participación en igualdad de condiciones los hombres. Nos movíamos en un círculo vicioso: las mujeres necesitamos un espacio propio de reflexión, debate y actuación, para desprendernos del machismo; pero si ese despegue lo hacemos en solitario, sin la participación de la otra parte, los hombres, terminaría convirtiéndose en un despegue ficticio. Allí creaíamos un mundo propio cuajado de buenas intenciones y ganas de construir una sociedad igualitaria, pero no dejaba de ser un guetto, a la salida nos encontraríamos con el mundo real, el mundo que nos había llevado allí, el mundo en el que los hombres mandan porque nosotras nos dejamos mandar y educamos para que así siga siendo en el futuro. ¿Hasta que punto podía ser positivo?, ¿sabríamos aplicar en nuestra vida privada, laboral, social, las conclusiones surgidas en ese espacio?.

Por otro lado, los hombres, suspicaces ante la posibilidad de una plataforma femenina que supondría irremediablemente pérdida de poder para ellos como machos dominantes, querrían, no participar, sino inmiscuirse subliminalmente para controlar desde dentro ese conato de revolución social en el territorio, llegando incluso a tomar las riendas a poco que nos descuidáramos, habida cuenta de que ellos tienen experiencia en dirigir y nosotras no. También cabía la posibilidad de que los hombres se acercaran a ese espacio con la única intención de vigilar a sus mujeres, aprobar o no aprobar lo que hicieran sus mujeres allí. Si veian que era algo inócuo, nos dejarían estar, si veían algún motivo que pusiera en peligro el modelo vigente, prohibirían a sus mujeres -cada cual empleando el método personal propio: denostando pública o privadamente, sugiriendo, chantajeando emocionalmente, con burlas y chascarrillos- la participación activa en ese espacio creado para fomentar el conocimiento y la igualdad.

Entonces, ¿hombres si u hombres no? ... Finalmente, llegamos a consenso: la asociación estaría abierta a los hombres, aunque la entrada de éstos sería paulatina, de forma que el acercamiento entre unas y otros se produjera con la suficiente predisposición por ambas partes para que pudiéramos ir construyendo pilares realdes de igualdad, y ni una parte pisara a la otra ni la otra a la una. Teníamos que superar la mentalidad de mando para llegar a pensar y actuar cooperando.

Puesto que no conseguimos ese espacio físico de encuentro, diálogo, debate y participación, nada de lo que pensamos que se derivaría de éste ha podido suceder. Ni siquiera hemos tenido una triste y reducida oficina donde guardar el material impreso, reunirnos el equipo directivo y realizar las asambleas.

Tampoco disponemos en el Made in Altiplano de un espacio propio que se le asemeje. Pero en cambio, si que se está aproximando al espacio de encuentro y diálogo que soñamos en un principio. Y no es que tengamos un letrero específico en la puerta que invite a ello. No. Aunque también es cierto que determinados carteles si constituyan en sí mismos una velada invitación. Son los carteles de DahirA haciendo referencia al consumo de proximidad, a evitar las bolsas de plástico, a los principios del desarrollo sostenible, y otros como puedan ser los de Greenpeace o Radio Pikaza. Es posible que eso haga que muchas personas desconocidas, de Huéscar y de otras poblaciones, que casualmente se paran frente a las paredes transparentes del Made in Altiplano de Granada y que tienen algún tiempo disponible, entren, y tras algún que otro tímido preámbulo de tanteo, terminemos hablando de artesanías, de la situación de la comarca, de los porqués, de consumo de proximidad, de igualdad, de política, de literatura, de reciclaje, gastronomía, ... Esas personas desconocidas son hombres y mujeres de todas las edades, a veces en pareja, a veces padres con hij@s, a veces familias de tres generaciones; aunque la mayoría de veces son personas individuales. Incluso entran algunos niños y niñas y hablamos, preguntan, proponen, preguntamos, respondemos. Y también, claro está, es un punto de encuentro entre socias y socios de DahirA y otras personas conocidas y amigas.

Así, sin habérnoslo propuesto específicamente en estos momentos, y con otro formato muy diferente al que imaginamos en un principio, sin ningún recurso destinado a ello, se está creando un pequeño espacio espontáneo de cooperación, interacción e intercambio entre personas de diferentes generaciones, compartiendo experiencias y conocimientos, basados en desarrollo sostenible. Y no olvidemos que desarrollo sostenible lleva implícito igualitarismo y no sólo de género.

Al hilo de estas preciosas experiencias que nos aporta el tequio, y de la visita a Huéscar de la radio comunitaria que podemos escuchar durante este mes en Huéscar (desde aquí, y en nombre de las personas que sabemos que la escuchan y que la disfrutan, y en el nuestro, les damos las gracias a Radio Pikaza por trasladarnos temporalmente su experiencia social comunicativa, que tanto nos enriquece a unos y otras; una persona dijo hace unos días, a raíz del descubrimiento casual de Radio Pikaza, ¡por fin ha llegado la libertad a Huéscar!), imaginamos una radio comunitaria local, (ya estamos otra vez soñando, si) donde se aglutinaran todas esas voces, pensamientos, opiniones, críticas, formas de vida, con la misma naturalidad con la que se manifiestan, manifestamos, en la sede de la asociación ... incluso somos de la opinión que la ciudadanía de Huéscar deberíamos aprovechar estas semanas que en el dial 89.6 FM, de lunes a miércoles a las 10 de la mañana, y jueves y viernes a las 12 del mediodía, (aunque no sabemos por cuanto tiempo más), podemos escuchar la comunitaria y que nos ofrecen un número de teléfono al que llamar, para expresarnos libremente. Tanto como lo hacemos en el tequio.

Sin duda, todos y todas creceríamos. Y seríamos más felices.

DahirA.

Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art. 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

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