No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

miércoles, 13 de octubre de 2010

Status de la Mujer Altiplánica: Urbanita.Clase 1ª

El viernes día 15 es el Día Internacional de la Mujer Rural. Naturalmente, en el Altiplano de Granada, dado que es un territorio urbanita, ninguna asociación de mujeres, ni federación, ni centros de la mujer, ni concejalías de igualdad, han previsto ningún acto relacionado con la mujer rural, al menos, a DahirA no nos consta. Pero es natural que ese día pase de largo por el Altiplano: como urbanitas de primer orden que somos, es un día internacional que no va con nosotras.

Y como no va con nosotras, urbanitas de pro de toda la vida, no es necesario visibilizarnos, sensibilizar, reivindicar, proponer, denunciar ... no, no, reivindicar y denunciar no, que eso está feo que lo hagan las mujeres del Altiplano granadino, perdón. No he dicho nada. Borren, borren. Aquí somos todas señoras de callar , consentir y merendar. A lo sumo, en las reuniones privadas podemos decir algo, pero tampoco mucho, que estos temas no son propios de señoras. Eso es como meternos en política, y ya se sabe que la política es sobre todo cosa de hombres, y de políticos.

Es posible que ni siquiera nos sintamos mujeres rurales. Seguimos viéndonos como mujeres de pueblo; aceptamos nuestro poco mundo, nuestra poca cultura, la escasez de empleos dignos, la doble y triple jornada laboral para las pocas afortunadas que tienen empleo remunerado, los trabajos agrícolas y ganaderos colaterales, los trabajos negros, los trabajos temporales, la emigración, la falta de guarderías en las poblaciones más pequeñas, el transporte público tercermundista; nos resignamos a ser amas de casa, perpetuando de esa forma la desigualdad. Pero todo eso es porque somos de pueblo, porque vivimos lejos de la ciudad, no porque seamos rurales. Nada que ver.

Es decir, no tenemos conciencia de pertenecer al mundo rural, ni lo que significa hoy día esa pertenencia. Nos dejamos llevar entre pueblo y ciudad. Nos hemos quedado sin personalidad propia. No queremos ser de pueblo, pero obviamente, no podemos ser de ciudad, salvo que ésta sea simbólica, muy noble y leal (bonito título, por cierto). Por eso, el Día Internacional de la Mujer Rural no tenemos nada que decir. Como tampoco lo hacemos, por otro lado, el Día Mundial de los Ríos, o del Medio Ambiente, o de la No Violencia, o Contra la Mutilación Femenina, o del Agua, o de la Solidaridad, o de los Derechos Humanos ... Si no son de mujeres y de esctricto cumplimiento por la relevancia social, legislativa y política que suponen, no van con nosotras.

Sin embargo, como mujeres rurales del siglo XXI, tenemos practicamente todo por conseguir: desde la igualdad de género, y ese es un árduo tema que, como no lo empecemos ya, ni nuestras nietas y nietos lo vislumbrarán, pasando por los trabajos, las escuelas infantiles laborales y los transportes públicos. Si la lavadora y la píldora anticonceptiva supusieron la primera revolución en el mundo desarrollado hacia la independencia de la mujer y por tanto, hacia la igualdad, hoy día la mayor revolución que se puede dar en el Altiplano de Granada es el trabajo, las escuelas infantiles laborales, los transportes públicos y las nuevas tecnologías (y jamás hubiera pensado que yo, que soy torpe hasta la médula en esta materia, pudiera decir ésto).

Gracias a estas nuevas tecnologías, que en cuanto nos descuidemos ya se han desprendido del nombre de nuevas, nada ni nadie nos impide formarnos, comunicarnos, informarmos y trabajar, incluso desde nuestra propia casa. Eso no quiere decir que no necesitemos escuelas infantiles laborales, ya que la formación o el trabajo, se realice desde el lugar que se realice no deja de serlo por ello, y no podemos estar cambiando pañales mientras atendemos a una clase magistral via internet, o redactamos un currículum, ni mucho menos mientras realizamos un trabajo que supone una fuente de ingresos. Ni quiere decir que no necesitemos transportes, ya que se puede estar realizando un trabajo desde el ordenador que a su vez requiera desplazamientos puntuales a otras localidades próximas.

De acuerdo: no sabemos manejar un ordenador. Perfecto. Eso quiere decir que tenemos delante un campo virgen para descubrirlo: aprendamos a aprender. Eso no duele ni engorda. Y de cursos de formación están plagados los Guadalinfos y otras entidades. Cursos gratuitos y casi a la carta: en horario escolar. Es decir, cuando tenemos a l@s hij@s en clase y al marido trabajando.

También de acuerdo: internet es cara. Pero más cara es una televisión de plasma de tropecientas pulgadas, y los juegos de violencia que regalamos a nuestros hijos (especialmente niños, a las niñas, si me apuran, todavía las enseñamos a hacer la limpieza de la casa como dios manda), e instalamos una en nuestro salón y le compramos los juegos a nuestros hijos. Aprendamos también a tener prioridades, a seleccionar el grano de la paja.

Dado que en el Altiplano de Granada todavía no tenemos pleno empleo, y en igualdad de condiciones (ni en desigualdad tampoco, no nos engañemos), ni transportes públicos intercomarcales decentes, ni escuelas infantiles laborales en todas las localidades, para empezar, ya tenemos algo que reivindicar, ¿no?. Después llegarán los debates del papel de la mujer en los negocios agroganaderos familiares, y en la economía sumergida, y las reivindicaciones pertinentes, que las hay pendientes, y muchas.

Y dado que en el Altiplano de Granada hay mujeres jornaleras, empresarias, comerciantes, educadoras, profesoras, artesanas, cocineras, concejalas, agricultoras, escritoras, administrativas, dependientas, enfermeras, conductoras, limpiadoras, trabajadoras sociales, médicas, deportistas, traductoras, abogadas, viveristas, pedagogas, monitoras, limpiadoras, directoras, pintoras, filólogas, cajeras, pastoras, bodegueras, peluqueras, informáticas, cuidadoras, operarias, ... salgamos a la calle, visibilicémonos, mostrémonos a la sociedad en general, digamos: existimos, hacemos ésto, formamos parte activa de la comunidad, contribuimos a su desarrollo.

Salgamos a la calle el día 15 de octubre a manifestarnos, a reclamar derechos, a enseñar lo que somos, lo que hacemos, lo que sabemos, lo que nos falta. Porque esos derechos, ese ser, ese hacer, ese saber, esas carencias, al fin y al cabo, son de toda la sociedad. Si nos faltan a nosotras, le faltan a la comunidad. Y si lo sabemos nosotras, debemos compartirlo con la comunidad.

Manifestarnos, con el orgullo que supone ser mujer rural en España y en el siglo XXI. Lo otro, el no convocar ni siquiera un acto para cubrir expediente, aunque sea carente de contenidos, como hacemos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y el Día Internacional Contra la Violencia de Género, es una vergüenza. Precisamente este día, el Día Internacional de la Mujer Rural, es nuestra fecha en el calendario más representativa. Porque, además de manifestar públicamente nuestros saberes y nuestras capacidades y nuestras carencias como mujeres rurales, y reivindicar mejoras donde sean necesarias, nada ni nadie nos impide reclamar igualdad de género, erradicación de los malos tratos, ni solidarizarnos con las mujeres rurales de los países en desarrollo y de los países más empobrecidos de la tierra, ni reclamar justicia social.

¿A qué estamos esperando, a que sea el 25 de noviembre, leer un comunicado anti violencia machista anunciado internamente, e irnos a comer, juntitas y/o con nuestras parejas, en amor y compañía? ... Uy, uy ... retiro lo último. No lo he dicho. Borren, borren. Que luego me vienen, nos vienen, las reclamaciones vía igualdad de género local: eso no se dice.

DahirA.

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