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viernes, 4 de noviembre de 2011

Medievo y made in China, todo en uno acompañando a la Feria Agroganadera de Cúllar.

Cúllar es una población del Altiplano de Granada, con casi cinco mil habitantes. Coincidiendo con el Puente de los Santos, y por segundo año consecutivo, las y los cullarenses celebran una Feria Agroganadera, un evento completamente normal en un territorio rural dedicado mayormente a la ganadería y la agricultura. El año pasado, el 2010, pidieron la colaboración de DahirA (¿Qué entendemos por feria agroganadera?) que finalmente se redujo a la participación con estand de socias y la localización de otros expositores no socios con los que tenemos contacto por participar en nuestros eventos sostenibles. 

Este año, a juzgar por las llamadas que recibimos de los organizadores pretendían repetir el evento ferial, pero que por motivos que obviamente desconocemos, finalmente no lo pusieron en marcha. En cambio organizaron, paralelamente a la Feria Agroganadera, lo que pomposamente publicitaron como Mercado de las Tres Culturas. Y digo pomposamente porque en realidad ha sido un mercado popurrí encargado a una empresa de Granada. 

La empresa en cuestión es una de tantas de las que proliferan en los últimos tiempos para cubrir la demanda de las pequeñas poblaciones, que quieren engancharse al carro de la moda de mercados medievales, sin saber lo que es un mercado medieval de calidad mínima y sin querer aflojar mucho la cartera municipal, y con los que solo pretenden entretener a una población que la mayor parte del año no tiene la oportunidad de disfrutar de eventos públicos de algún tipo y, por otro lado, poco ducha en eventos medievales con los que poder comparar. 

Para estas empresas, si es que se las puede llamar empresas, que determinados ayuntamientos demanden servicios de calidades tan ínfimas, es un negocio redondo, ya que sus ingresos provienen tanto de la entidad municipal que los contrata como de los expositores, puesto que les cobra a ambas partes, sin más inversión que la de una pequeña colección de banderines reutilizables de reminiscencias medievales y unas cuantas llamadas de teléfono, pocas. Porque, en estos tiempos en los que el paro ha alcanzado cifras insostenibles (el porcentaje medio de personas sin empleo en la provincia de Granada es el mismo que en la República Sudafricana, y en el Altiplano, lo superamos)  y mucha gente intenta buscarse la vida como buenamente puede y una de las vías por las que intentan huir del paro es la venta ambulante bajo la denominación de mercados culturales, artesanales, medievales, tres culturas, y otros de títulos similares. Por esta razón son las personas las que, por el boca a boca, conocen a estas empresas y son ellas las que se ponen en contacto. 

En el caso del Mercado de las Tres Culturas de Cúllar, la empresa, además de con sus banderines, llegó con los expositores y expositoras, y éstos y éstas llegan con sus estand decorados a la manera medieval, unos con más gracia y otros con menos; en cuanto a la vestimenta ocurre lo mismo, unas son más medievalistas que otras. Los contenidos de los stand también son variados: vendedores de made in China comprada en almacenes chinos al por mayor en Alicante, algo de artesanía, con materia prima comprada en almacenes chinos al por mayor en Madrid, vendedores de pastelería congelada de procedencia desconocida llegados de Toledo; otros vendedores vinieron de Jaén, de Murcia, de Granada ciudad... en fin, un poco de todo. 

Normalmente estas empresas aportan también alguna atracción, ya sea musical, de juegos, pasacalles, o cualquier otra actividad lúdica. En el caso de Cúllar se redujo a una bailarina nada profesional ni experimentada, ni ágil (en realidad es tatuadora con henna) acompañada por unos timbales. Y unos preciosos carteles que anunciaban un mercado medieval, ludoteca, talleres, cetrería, pasacalles, recreaciones históricas y mucho más. No se si la empresa engañó al ayuntamiento

La empresa cobra 50 euros por metro lineal a los vendedores de alimentación, y 25 euros por metro a los demás vendedores, en el caso del Tres Culturas de Cúllar; en el Medieval de Puebla de Don Fadrique cobraron menos, en otros cobran más, llegando a cobrar 700 euros a los cantineros, o en su defecto, el ayuntamiento (el que sea, no tenemos constancia de que eso haya ocurrido en Cúllar) ofrece una cantina gratuitamente a cambio de que el día de la inauguración corra de cuenta del cantinero ambulante la invitación  a comer y beber al ayuntamiento y a los amigos del ayuntamiento. 

En Cúllar, que había en total unos veinte estand, la mayoría de unos dos metros, aunque alguno extraordinariamente grande, quizás de diez metros o más, por lo que fácilmente la recaudación de la empresa por los estand pudo llegar a los 1.600-1.800 euros, o más, la verdad es que no conté los metros ni cuantos eran de alimentación y cuantos no. Tampoco se cuanto ha pagado el ayuntamiento a la empresa. Lo que sí se es que algunos vendedores no habían cubierto gastos el domingo por la tarde y otros "no habían perdido dinero". 

Por que es que, además de ser un mercado paralelo a otra feria cuyos eventos se desarrollaban en otras zonas del pueblo durante el fin de semana, el Mercado Tres Culturas comenzó en viernes, un día laboral cualquiera, durante el cual estuvo lloviendo, en algunos momentos con intensidad, por lo que las ventas de ese día fueron insignificantes y los vendedores y vendedoras terminaron pasados por agua, y bastante cabreados con la empresa organizadora, por tres razones fundamentales: les había obligado a montar los estand la tarde anterior, con el consiguiente aumento de sus gastos, les había prometido que en caso de lluvia montarían los estand en una zona cerrada y no fue así, y organizó la distribución de los estand con tan poco ojo y respeto por los vendedores que puso juntos productos incompatibles, es decir, uno de los dos con seguridad no iba a tener oportunidad de ventas, como así ocurrió. 

Visto el Mercado de las Tres Culturas de Cúllar, está claro que no tenía ninguna intencionalidad cultural, puesto que la cultura brilló por su ausencia. Es del todo imposible que pretendieran convertirlo en un recurso turístico, por la baja calidad y nula singularidad del mismo. Tampoco pretendieron difundir los productos comarcales ya que lo que más abundó fue el made in China. ¿Qué pretendió el ayuntamiento de Cúllar con ese mercado? No puede ser otra cosa que la de entretener a la gente, que en este caso, además, se lo podría haber ahorrado, puesto que ese fin de semana estaba la Feria Agroganadera, con espectáculo flamenco, conferencias, exposiciones, degustaciones, espectáculo ecuestre, cetrería... Entretener a la gente y que el capital del pueblo, tanto privado como público, vuele a otros lugares. Es decir, en lugar de buscar eventos comerciales que sumen dinero al pueblo, buscan eventos que restan dinero al pueblo. 

Me gustaría, aprovechando que el alcalde de Cúllar, José Torrente, que es a la vez portavoz de Diputación, respondiera a una pregunta: ¿Qué entiende usted por desarrollo sostenible local, Sr. Torrente?

DahirA.


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