No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

martes, 26 de junio de 2012

Los transgénicos ecológicos del Ministro del trasvase



El motivo por el que he dejado momentáneamente a un lado la continuidad de mis propuestas para cuando yo sea alcaldesa, no es otro que un titular de prensa leído a vuelapluma, pero que me ha llamado poderosamente la atención: “El Gobierno dice que el maíz transgénico es más ecológico que el tradicional”. Vamos, que hace años dejé de ponerle maíz a las ensaladas porque era transgénico y ahora me viene el ministro Arias Cañete (se la tengo guardada a este señor desde que hace doce años, o más, dijo que el trasvase del Ebro se iba a hacer por sus cojones) con  que el maíz transgénico es más ecológico que el mismo ecológico. A buenas horas. ¡Cuanto color  han perdido tontamente en mis ensaladas!

En cuanto termine estas líneas me voy rauda al supermercado más cercano y compro por lo menos media docenas de latas de maíz. Pero ni esparcirlo por las ensaladas ni monerías similares Me voy a dar un atracón comiéndomelo a cucharadas desde la misma lata. Cucharadas soperas. Tengo que recuperar como sea el maíz transgénico perdido a lo largo de veinte años.

Acto seguido del atracón de maíz transgénico, me acercaré a la primera iglesia que encuentre abierta, aunque quizás no sea fácil dar con una, pues mantienen un estricto y reducido horario de apertura coincidente únicamente con las misas que posiblemente no coincida con mi horario de digestión.

No, no voy a rezar por la salvación de mi cuerpo tras la ingesta del maíz ecológico, que yo tengo plena confianza en la sabiduría del gobierno; voy a ir para darle gracias a Dios por haber permitido que se inventaran los transgénicos y la multinacional Monsanto, entre otras de la misma calaña aunque menos poderosas, y por haber puesto en nuestras vidas a personas tan expertas en agricultura sostenible como el ministro Arias Cañete.

Bueno, me voy a comprar el maíz, aquí dejo unos enlaces, por si alguien tiene interés en el tema:

 El Gobierno dice que "dice que el maíz transgénico es más ecológico que el tradicional"
 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/06/25/actualidad/1340649867_357787.html

 El maíz transgénico no tiene nada de ecológico

Las manos de Monsanto en el Paraguay
 http://www.youtube.com/watch?v=IozI8vOsFZY




sábado, 23 de junio de 2012

El turismo me da votos


Mi postura ante el turismo, como futura alcaldesa huesquerina que seré,  la tengo ya muy perfilada: apoyaré toda iniciativa que suponga una entrada económica al ayuntamiento sin que necesariamente tenga que verse reflejada en las cuentas, y prestaré mi imagen para cuantas presentaciones y fotos de prensa sean necesarias, rodeada por cargos políticos más altos que el mío, de empresarios de dudosa actividad y de mandamases de asociaciones influyentes.

Todo sea por el dinero.

Y por mantener mis posaderas bien acomodadas en el sillón de la alcaldía, por supuesto.

Por que aquí, en confianza, yo no entiendo que estos parajes semidesérticos poblados de esparto puedan gustarle a nadie, no le veo yo futuro a este asunto. Dicen que si, que cuando van a las ferias y enseñan los folletos propagandísticos, la gente se interesa. Pero eso es lo que dicen. Otra cosa es lo que hagan. ¿Quién va a querer desplazarse hasta estos pueblos de mala muerte para pasar sus vacaciones? Desde luego, nadie en su sano juicio.

Por eso, como no tenemos confianza en que realmente vayan a venir, en las guías que se editen, con mi visto bueno, fantasearemos cuanto nos apetezca, sin dejar de mentir, pero sin faltar a la verdad. Me explico, queridos y queridas futuras votantes: se puede sacar una foto de Parpacén centrando la imagen en las basuras esparcidas por el suelo, o un plano general en el que se vean las cuatro mesas cutres de cemento y los contenedores desparramados de mala manera, o se puede sacar un primer plano de la lagunilla, o un plano general del atardecer en el que no aparezcan ni las mesas ni los contenedores ni las basuras. Como nadie va a venir a visitar Parpacén, y si alguien despistado viene, como no hay señalizaciones, con un poco de suerte no lo encuentra, pues ¿qué trabajo nos cuesta presentar nuestra mejor imagen como si fuera la única? Y aunque parezca que es un contrasentido editar guías y publicitarnos en las ferias, con lo que tiene que costar eso,  no lo es: esas guías y esas ferias son la puerta de entrada a las grandes subvenciones, por eso son tan necesarias, aunque mucha gente no lo entienda. De ahí que me esté tomando la molestia de explicarlo, porque yo voy a ser una alcaldesa transparente, empezando desde ya.

Como no esperamos viajeros y visitantes, tampoco hace falta que nos demos prisa en  una puesta a punto del pueblo y de los recursos, quiero decir, darle un aire de pueblo bonito y tranquilo, conservado y  limpio, con oferta comercial, cultural y de ocio. A los habitantes huesquerinos nos da igual cómo esté el pueblo, lleva así, si nos ponemos a hacer memoria,  toda la vida; sucio, desordenado, sin sustancia, y nadie se queja, con lo que damos a entender que nos gusta así y no queremos más, querida ciudadanía, si os sentís  a gusto así, ¿con que derecho voy yo, vuestra democrática alcaldesa, a contraveniros, qué sentido tendría actuar en contra de vuestros gustos?

Así, cuando se entere por la prensa, querido convecino, querida convecina,  de que nos han concedido una subvención para rehabilitar tal o cual monumento y que éste lo vamos a convertir en un recurso turístico, les aconsejo que  lean entre líneas o, si no están duchos y duchas en tal menester, exclamen en voz bien alta y clara ¡que bien miente la condenada!

Eso es lo que estaré haciendo, sin ningún género de dudas: mintiendo. Primero, la rehabilitación no será exacta, sino más bien, será un ejercicio de libre actuación para la afortunada oficina de arquitectos encargada del proyecto. Segundo, para que no se endemice el paro de larga duración en el sector de la construcción y se mosqueen los constructores; los locales conmigo misma, en mi calidad de alcaldesa, o con otras administraciones si los constructores son de más categoría y de mas allá de las fronteras de nuestro termino municipal. Tercero, esa rehabilitación me dará la oportunidad de solicitar talleres de empleo: 12 alumnos y alumnas, un año de sueldo por un trabajo de baja intensidad equivale a 12 votos directos, y lo menos 48 indirectos, a la saca para la siguientes elecciones; eso si consigo dos simultáneos, lo que me supondría doble de votos y un par de docenas de parados menos durante un año entero, que se dice pronto. Y cuarto, porque si ajusto bien el presupuesto, y le se guiñar el ojo a la administración que ponga los dineros, me quedará una horquilla de billetitos de libre disposición que siempre viene bien para  tapar algún agujero, aunque sea el de un compromiso político anteriormente adquirido o con ganas de adquirirlo. Os aseguro, querida ciudadanía, que desde este momento, estoy practicando una elegante y seductora caída de párpados a la que pocos podrán resistirse cuando la domine por completo, y tiempo tengo para ello hasta el 2015.

Sé que alguien se esta preguntando ¿es que de la oficina de turismo no va a decir nada? Siguiendo en mi línea de transparencia y sinceridad, os diré lo que opino de una oficina de turismo en Huéscar ¿para que la queremos, para que la necesitamos? No sabéis el gastazo que supone mantener una oficina de turismo: luz, teléfono, internet, personal cualificado, horas extras… y ya me diréis, querida ciudadanía, con qué objeto ¿qué va a ofertar la oficina en tres idiomas: como llegar y el horario de visitas a  la Piedra del Letrero? Antes que hacer el ridículo, si por un casual llegara a Huéscar algún viajero o viajera, mejor estar desaparecida ¿no sois de la misma opinión? Así les quedara la duda a quienes la hayan solicitado, que siempre es mejor a que se vayan con la idea confirmada de que pretendemos engañar vendiéndoles humo.

Y poco más me queda por decir del turismo local. Si acaso, y ya por rellenar un poco, puedo hablar del Mercado Medieval, al que el sector crítico de la ciudadanía lo pone de vuelta y media: que si es cutre, que si pro comercio chino, que si esta desfasado, que si, que si…  Querida ciudadanía del sector crítico cuantos mercados medievales de verdad habéis visto en vuestra vida, uno o ninguno? ¡pues entonces! El nuestro cumple su cometido: ayudar económicamente, sin que lo parezca, a una cofradía religiosa que viene recomendada, y entreteneros un par de días para que salgáis de la monotonía, ahí todo el rato, de una terraza a otra, de otra a una, siempre lo mismo… El Mercado Medieval es como el mercado de los jueves, pero por la noche, y ¡eh! con diferencias,  que los puestos son muy apañados, están decorados, y además ¿qué me decís de la cetrería, y de las bailarinas de los siete velos? ¿estamos hablando de originalidad, si o no? ¿Y que más queremos si tenemos perfectamente asumido que somos un pueblo de mala muerte, que los visitantes de origen huesquerino lo que esperan encontrar es aquel decadente pueblo del que se fueron hace tiempo para cubrir sus necesidades de nostalgia con una pizquita de ¡como ha mejorado!, y al turismo no lo esperamos?

Deseo, querida ciudadanía, especialmente a la escéptica a votarme, que vuestras dudas hayan quedado resueltas, y tenga vuestra confianza: ya sabéis, esa papeletita oficial que, con el carnet de identidad en mano, y siempre que coincida el nombre con uno del listado por orden alfabético, os permiten depositar  en una urna transparente que, llegada la hora, la abren, y van haciendo montoncitos con las papeletas, según el nombre del partido que tengan, y al que tenga el montón más alto ¡bingo! le ha tocado una alcaldía por cuatro años.

El próximo montón más alto va a ser el mío. Me lo estoy ganando a fuerza de ser sincera. Y no creáis que sea fácil, que no lo es: pero ya lo dije el primer día de mi decisión: no voy a mentir.

miércoles, 20 de junio de 2012

Mis primeras promesas electorales: Agricultura


Como futura candidata a alcaldesa por Huéscar, según la firme decisión que adopté hace unas semanas, como ya anuncié en la anterior entrada, aprovechándome de un comentario que acabo de leer en el Foro Pikaza, hilo Sueldo del Señor alcalde, sobre la disyuntiva entre darle la bienvenida a empresas foráneas de productividad abstracta u organizar el sector de la agricultura ecológica local, voy a desgranar cuales son mis intenciones respecto a la Agricultura, una vez sea alcaldesa que, a lo mejor, me sirve para ir ganando votos. O perdiéndolos, pero bueno, eso no se sabe. Hay que arriesgar.

No tengo datos, ni medianamente precisos, de la situación actual de la agricultura huesquerina, pero como alcaldable que soy, tampoco los necesito. Llegado el momento de confeccionar el programa electoral, ya tengo pensado lo que pondré: “Mi equipo y yo fomentaremos la agricultura”. Esas frases, concisas y directas, dichas en un contexto rural fundamentado en el sector primario,  suelen dar muy buen resultado.

No voy a pillarme los dedos especificando que tipo de agricultura fomentaré, no sea que luego la ciudadanía que me haya votado (estoy segura de que ganaré las elecciones), y la que se haya quedado en la oposición, o sin representación en el ayuntamiento, se le ocurra reprocharme incumplimiento de promesas electorales, y dado que soy muy sensible, ciertos reproches no los encajo bien, así que es mejor prevenir.

Una vez instaladas mis posaderas en el sillón de la alcaldía, ya veremos que pasa. A lo mejor algún empresario del agronegocio se interesa por nuestras tierras casi de primera mano y con suficiente agua de buena calidad y gratis, en contraposición de la escasa, cara y de mala calidad de otros sitios. A lo mejor, nuestros perdidos agricultores y agricultoras entran por el aro del agronegocio y se convierten en fieles peones del mismo, creando falsas cooperativas para alimentar a las multinacionales mientras tanto éstas encuentran a otros incautos e incautas que les resulten más baratas y tengan una mayor predisposición a la sumisión y la esclavitud.

Lo que en ningún caso voy a hacer, ni siquiera ahora que cuento con un tiempo más que prudencial por delante para ir preparando el terreno, es rodearme de personas entendidas en la materia: agricultoras, eco agrónomas, ganaderas, medioambiente,… y que entre unos y otras vayan conformando con precisión cual es la situación, cuales las posibilidades de aprovechamiento sostenible, a cuanta población beneficiarían y por cuanto tiempo.

Sostenible, esa palabra vulgarizada a fuerza de ir de boca en boca, ¿qué significa? ¿Una agricultura que sostiene la economía local y el bienestar de la ciudadanía si mermar su capacidad de explotación? ¡Por favor! Eso suena a mensaje ecologista y perroflautista.

Mi pretensión, cuando sea alcaldesa, es que, si no hay mas remedio, crezca la agricultura, pero al agricultura que sostenga a unos cuantos empresarios del agronegocio, multinacionales y aspirantes, y que éstos me mantengan a mi, aunque esta frase, dicha así, pueda llevar a equívocos, y alguien, utilizando las viejas armas machistas, me llame “mantenida”, con las connotaciones que acarrea y los sinónimos que sugiere: querida, amante, puta. Pero no, no voy en esa dirección; me refiero a que me mantengan en mi puesto de alcaldesa, que contribuyan con sus donaciones a pagar mi nómina (no prometo, lo digo ya, que no sea superior a la del actual alcalde) y con los puestos de trabajo de tercera categoría que creen, le den confianza a la ciudadanía a seguir votándome.

Por que, lo que no tengo claro, es en qué me va a beneficiar a mi particularmente iniciar un proceso de agricultura ecológica autóctona compuesta de pequeños productores y comercialización de proximidad. La gente no entiende de esas cosas, el GDR no entiende de esas cosas, el CADE no entiende de esas cosas, Andalucía Orienta no entiende de esas cosas, el IMPE no entiende de esas cosas, la UTE no entiende de esas cosas, ANCOS no entiende de esas cosas; ni siquiera la oposición (y presumo que cuando yo gobierne la oposición será de varios colores) no entiende de esas cosas; el esfuerzo que me supondría rodearme de personas competentes en la materia, elaborar un proyecto integral, comunicarlo, hacerme entender, pelearme con las administraciones en caso de necesitar financiación para ponerlo en marcha sin admitir un no por respuesta, vigilar que se cumpla cada uno de los acuerdos y objetivos, exigir a cada uno y una de las responsables de las concejalias eficacia máxima ¿y todo para que? ¿para que la ciudadanía en poco tiempo, viva mejor y sea más feliz, a costa de mi esfuerzo? ¡Naranjas de la china!

Ni que fuera tonta.

A mi, cuando ya tenga mis posaderas convenientemente instaladas en el sillón de la alcaldía (estoy haciéndome un cojín de encaje de bolillos, ¡más mono!), que la gente tenga trabajos dignos y sueldos dignos, que cultiven alimentos saludables, que puedan comprarlos fácilmente y a precios justos, que no se derrochen combustibles ni agua, que los campos y huertos estén vivos, preciosos, limpios y ordenados, y además den de comer a otros sectores, como el del comercio y la hosteleria, y contribuyan a llenar las arcas del ayuntamiento, me importa, no tengo reparos en decirlo abiertamente, una rastra de pimientos transgénicos.

Yo voy a ser más de, y tómelo, querida ciudadanía, como una promesa electoral firme, por ejemplo, si una asociación de profesionales, o un particular, me dice “oye, tengo un proyecto, si lo presentas tú para que lo financie X, vamos a un 60-40% con lo que den” (por ser alcaldesa primeriza, hago una oferta: puedo bajar el porcentaje hasta un 75-25). Ya pueden ir haciendo números las personas y/o entidades interesadas.

Estoy segura de que, con este adelanto de promesa electoral,  acabo de ganarme por lo menos media docena de votos directos y un par de cientos de indirectos. Esto marcha. Faltan, si antes no ocurre una desgracia política, los dioses y las diosas no lo quieran, 35 meses para las siguientes elecciones. A este ritmo, me meto los votos en el bote antes. Mucho antes. 

 


domingo, 10 de junio de 2012

Las campanas tocan a montaña rusa


Las campanas repican desde hace un rato, o tocan a muerto, no podría asegurar que soy capaz de distinguir la diferencia. Por si alguien puede echarme una mano en este menester de campanas: es un tocar grave, lento, suave. Monótono. Cuando casi estamos todavía en horario oficial de siesta. A mi me han despertado, conste. 

Quien sabe, quizá toquen por los malos tiempos que se avecinan. Pero es lo que tiene vivir en un país cuyos políticos y políticas basan el sistema en el funcionamiento de una montaña rusa: un ratito estamos arriba, otro abajo. Y entre tanto, el vértigo, tanto cuando subimos como cuando bajamos.

En Huéscar también somos territorio de montaña rusa, pero de las pequeñinas, de las de niños y niñas pequeñas. Quiero decir que nunca hemos subido muy alto, aunque estuvo proyectado que tuviéramos una de las mayores montañas rusas del planeta. Era por aquellos tiempos en los que veíamos grandes montañas rusas a lo largo y ancho del país, y queríamos una igual, seguramente por aquello de dejar atrás los treinta años de retraso que llevamos, según dicen los políticos del pueblo.

Aunque igual me acabo de ganar un gesto retorcido por llamar pueblo a Huéscar, que ostenta el titulo de ciudad, y además Muy Noble y Leal, desde principios del s. XVI, y otros títulos mas recientes, recientísimos, como el de Ciudad de la Paz (esto por una tontería, porque Huéscar estuvo oficialmente en guerra con Dinamarca casi doscientos años), y Ciudad de la Bicicleta, sin olvidar que tienen en proyecto declararla, o mejor dicho, solicitar que la declaren las autoridades competentes, Ciudad Turística.

Hace unos días alguien decía que el  titulo de Ciudad de la Bicicleta se lo ha puesto porque una vez el alcalde vio una bicicleta por el pueblo y se dijo “somos la ciudad de la bicicleta”. Y, aunque exageradamente, lleva su parte de razón quien ha recreado ese hipotético momento. Yo calculo que se ven por la calle, entre circulando y aparcadas, una proporción de 15 bicicletas por cada 100 coches. Eso algunos días, otros es mas difícil encontrar una bicicleta caminando durante media por el casco urbano. Por lo que, habría sido más adecuado que el político en cuestión hubiera exclamado ¡Huéscar, Ciudad del Coche! evitando de esta forma que luego nos de por las criticas, que tanto odian y tan mal encajan.

Como decía, en Huéscar, el vértigo y el gusanillo en el estómago que normalmente producen las rabiosas bajadas en las montañas rusas, está bastante atenuado, por las pequeñas dimensiones de nuestra particular montaña. Pero se nota. El curso próximo uno de los colegios no abrirá un aula de infantil. Planea la sombra del cierre del Juzgado. Cierran comercios. Mujeres monomarentales que hasta hace poco lograban sobrevivir, ellas y sus hijos e hijas, gracias a los trabajos estables cuidando a  personas mayores, de un tiempo a esta parte solo las llaman de cuando en cuando. Los segundos coches por familia, normalmente propiedad de las mujeres, si se mueren de viejos, ya no los reponen por otros. Las personas subsidiadas (y en Huéscar, básicamente, o perteneces al cuerpo de funcionarios, o tienes un comercio, o vives de los subsidios) empiezan a temer por su colchoncito social, con lo que están empezando a ahorrar, si la situación de familiares directos se lo permite, claro esta, que a veces un subsidio da para mantener a más de un núcleo familiar.

De momento, lo que se mantiene intocable es el sueldo del Alcalde, ese no ha sucumbido ni a crisis ni a rescates: él dijo que cobraría 54.740 € anuales, y ahí está, aguantando firme. Un año ya.

Lo tengo decidido: me voy a presentar a alcaldesa para las próximas elecciones. Eso si, no prometo ser austera, ni desarrollar proyectos sostenibles, ni retirar la patética escultura de la plaza Santa Adela, ni generar más empleo que el mío, que una cosa es ser una perfecta inútil, y otra engañar a mis convecinas y convecinos, por ahí no paso. Advertidos y advertidas están mis posibles votantes.

Quizás las campanas de hace un rato tocaban anunciando mi prometedor  futuro político. O el futuro político del actual alcalde. ¡Quien lo sabe!