Esta tarde se ha celebrado en Huéscar, o así hemos sido informadas con antelación, el primer taller ZEP (Zona de Especial Protección) relativo al proceso que está en marcha y que abarca los municipios de Castril, Huéscar y Puebla de Don Fadrique. Ha sido imposible, por incompatibilidad de horarios, que acudiéramos una representación de DahirA, como nos hubiera gustado.
Esta imposibilidad nos ha hecho darnos cuenta, y no es la primera vez, de la cantidad de convocatorias que recibimos en la asociación para jornadas, seminarios, talleres, mesas, reuniones, presentaciones, exposiciones. Tantas al mes, que necesitaríamos al menos a una persona liberada y un mínimo económico, para acudir a todas o a la gran mayoría de ellas. Cierto que DahirA somos un poco diversas, de ahí la acumulación de invitaciones y convocatorias: de igualdad, de redes sostenibles, de medio ambiente, de emprendedoras, culturales... Muchas de las invitaciones son en Granada; otras, en Baza, y otras tantas en Huéscar. Algunas tienen hasta horarios discretos, como la de esta tarde, o las de la AL21, pero la inmensa mayoría son por las mañanas. Otras son en Granada, a las cinco o las seis de la tarde, que para nosotras quiere decir dos horas antes y dos horas más una vez finalizada.
Imaginen una reunión que empieza a las 9,30 en Granada, a más de 150 Km de Huéscar. Tienes que salir de casa, como tarde, y eso si tienes el aparcamiento asegurado y no tienes que entrar al centro, a las 8,00 de la mañana. El evento, por lo general, terminará sobre las 13,30 ó las 14,00 horas , si es de media jornada; y entre las 18,00 y las 19,00 horas si es de jornada completa. Haciendo cálculos, contando con al menos una hora y media de camino, no estaremos de regreso en casa hasta las 15.30 ó 16,00 horas, o hasta las 20,00 ó 21,00 horas si es de jornada completa. Unas ocho horas, para el primer caso, y entre doce y trece para el segundo; y más de trescientos kilómetros conduciendo y de combustible gastado más, en ocasiones, el importe del parking o transporte urbano. Una vez lo hicimos en autobús desde Huéscar, para una reunión que no duró más de una hora, ya que el único coche disponible, y privado, claro, no lo estaba en ese momento. Pero, con este "estupendo" sistema de transporte público que tenemos en la comarca, hubo que salir de casa a las 7.45 y fue imposible llegar antes de las 18,10 horas. Total, diez horas y media, más las lumbares destrozadas, más billete de autobús (por dos), más cafés de desayuno (por dos) más comida (por dos), lo que hace un total de cincuenta euros (25 por persona), a lo que hay que añadir la jornada de trabajo perdida, y un costo económico solo apto para asociaciones subvencionadas o con socias dispuestas a cargar con los gastos ocasionados por estos eventos. Sé de asociaciones de Huéscar y de la comarca, que van en taxi a Granada y a otras ciudades de similar distancia, pero DahirA no nos podemos permitir esos dispendios económicos, por la sencilla razón de que nunca hemos solicitado subvenciones para transporte representativo de la asociación en taxi.
Cierto que cuando los eventos son en Huéscar es mucho más sencillo, ya que el tiempo del transporte no existe; incluso cuando son en Baza, a 50 km. de distancia, casi que no se nota tampoco. Pero imaginen un promedio de tres de estos eventos a la semana. Al principio, hasta llegamos a tres en un mismo día. Es imposible de seguirlos, por mucho que nos interesen. Hace unas semanas, una técnica que llamó para recordarnos que al día siguiente se celebraba uno de estos eventos en Huéscar y no habíamos confirmado la asistencia terminó poniéndose brava "encima que hacemos el esfuerzo de acercar los recursos al territorio", algo así como si por el hecho de estar constituidas en asociación le debiéramos algo a la administración y tuviéramos que pagarlo en especies, en este caso, en asistencia a jornadas. Y perdone usted señora técnica, a usted le fastidiará levantar el trasero del sillón de su despacho para venir hasta Huéscar, pero no le supone ninguna pérdida de tiempo ni de dinero: usted cobra su jornada normal, y hasta es posible que también dietas y kilometraje. A cualquiera de las socias de DahirA nos supone perder una jornada de trabajo, o dejar aparcados cualesquiera otras actividades propias, para que usted justifique el sueldo que cobra.
Porque hay una gran diferencia entre los técnicos y técnicas que, en nombre de una institución organizan unas jornadas y están presentes, activa o pasivamente durante la realización, o incluso si tienen que desplazarse, ya que lo hacen dentro de su jornada laboral remunerada, y no les ocasiona gastos personales, que unas personas, por muy asodiadísimas que estén, que tienen que ganarse la vida trabajando en algo distinto que asistir a jornadas y etcéteras.
Y todo ésto, sin mencionar los contenidos que, ciertamente, a veces son interesantes, desde distintas perspectivas, pero que otras, no aportan nada, contenido cero, y producen una rara sensación como de estupidez, de haber perdido completamente el tiempo. Desde la constitución de la asociación, cuando empezamos a recibir convocatorias, y durante un tiempo, quizás dos años, o más, estuvimos haciendo esfuerzos titánicos para asistir a la mayor parte de ellas, ya que nuestro desconocimiento en los diversos temas que se tratarían, nos motivaba; queríamos conocer, queríamos saber. Pero una vez nos dimos cuenta que la mayoría de esos eventos eran prescindibles para nosotras, bien por la baja calidad de los contenidos, bien por la la subliminal manipulación en otros, decidimos seleccionar con mucho cuidado a cuales asistiríamos en el futuro y cuales rechazaríamos. En esta selección eliminatoria empezamos por los de Granada, ya que suponían más tiempo, e inversión económica, de nuestros propios bolsillos (exceptuando el Consejo de la Mujer, que paga una tarifa fija por el combustible o autobús). Después continuamos por Baza, hasta llegar finalmente a Huéscar: aquí asistiremos únicamente a los que no nos supongan ningún estropicio en nuestros horarios cotidianos, bien laborales, bien personales. Siempre, claro está, dejando abiertas las excepciones. Ayuda en Acción es una de ellas, no porque sean más guapos y guapas, sino porque hasta el momento, cualquier reunión o jornada organizada por AeA a la que hemos asistido tiene contenidos (exceptuando una evaluación un poco -bastante- tontarrona, pero bueno, una entre diez se puede perdonar) y, no menos importante, sino lo contrario: personas extraordinarias.
Pero las reuniones y etcéteras institucionales y satélites (sean de la Junta, Diputación, Centro de la Mujer, GDR, etc.), las estrictamente justas, es decir, las que a priori, consideremos que pueden ser enriquecedoras por una u otra razón. ¿Habría sido enriquecedor el taller de esta tarde? Ya no lo vamos a saber. La convocatoria llegó a través de la Delegación de Medio Ambiente, y ¿no está involucrada esta delegación en el trasvase del río Castril? De entrada, y aún sin conocer los contenidos, estos están en cuarentena, no es fiable esta Delegación, al menos mientras no se renueve. Y, por otro lado, el primer punto del taller dice de un diagnóstico participativo. ¡Uy, un diagnóstico! Todavía están frescas en la memoria las mesas participativas de la AL21 que estuvieron basadas en el diagnóstico previo, y en lo que quedó (ya sabemos: prioridad polígono industrial, territorio no apto para transportes públicos, etc.), así que daba un poco de susto embarcarnos en otras mesas taller de formato similar, no sea que después terminen haciendo un informe con prioridades del tipo helipuertos privados en La Sagra, o necesidad de exterminar la cabra montesa. No obstante, teníamos interés en asistir, al menos al primer taller, ya que de la reunión previa mantenida hace unos meses nos han contado tres versiones distintas, y queríamos conocer cual se aproxima más a la realidad.
Y no nos engañemos, la red de convocatorias a jornadas y etcéteras de las administraciones, son la pescadilla que se muerde la cola. Sirven para cubrir expediente justificativo y para entretener. Las instituciones crean redes de técnicos y técnicas para que justifiquen su propia existencia, y con el señuelo de la participación ciudadana, justificar a su vez que las instituciones son completamente democráticas y horizontales, y aunque el desempleo siga galopando y los trabajos estén cada vez peor remunerados y deriven en menos garantías sociales, sigamos manteniendo la esperanza (esperanza, si) de que hay voluntad de cambio, de que cuentan con nosotros y nosotras, de que las instituciones son cercanas y piensan en todo, cuando en realidad, todo es puro trámite para que el resultado sea el previsto por las instituciones.
Hace unos años se pusieron de moda, retomando el tema, los parques naturales. Ahora, no se sabe por qué feliz idea de político o funcionario, asentado en Bruselas posiblemente, ha surgido la figura de Zona de Especial Protección y nos la traen para que, democráticamente, le demos el visto bueno. Y digo esto desde la total ignorancia, conste. Porque el dosier que nos han adjuntado ya es un diagnóstico del territorio, como información previa al taller de diagnóstico (y tiro porque me toca) pero que se me ha hecho un poco pesado de asimilar, así que ahí están los 27 folios, a medio entender, o un poco menos. No se, a mí me huele a subvenciones made in Bruselas, ofertadas por unos y requeridas por otros. Y conste que mi opinión, que coincide plenamente con DahirA al completo, es la de proteger al máximo la biodiversidad del territorio -de este y de cualquier otro del planeta- e incorporar éste a un plan integral y real de desarrollo sostenible. Lo que pasa es que cada vez estamos más resabiadas con las mesas participativas y los diagnósticos que nos organiza la administración, y que normalmente no tienen nada, o tienen poco que ver, con la realidad y con las necesidades reales de las personas y del territorio.
Total, que entre unas cosas y otras, no ha podido ser nuestra participación en el taller de diagnóstico ZEP sobre el diagnóstico ZEP, y nuestra curiosidad se ha quedado sin satisfacer. No ha podido ser por cuestiones laborales, de ocio y descanso, familiares, de salud, e incluso porque hoy ha sido el día más largo del año, y merecía la pena dar un paseo por el monte y ver el anochecer entre los aromas que desprende la tierra en esta época del año, que abarcan todas las gamas desde sutiles hasta profundos e intensos, desde la hierba, hasta las pacas de cereal, los pinos y la tierra húmeda; descansar un momento tumbada de espaldas sobre la hierba y ver las ricas tonalidades del cielo, mientras las cerezas cogidas del árbol in situ sacian la sed y dotan al paladar de un agradable sabor, teniendo de fondo el suave y ágil correteo del riachuelo.
No ha podido ser por todo eso y porque no solo de jornadas y etcéteras vivimos la ciudadanía de la comarca.
DahirA.
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