"En Orce, que es lugar de paso inevitable hacia Venta Micena, y pasado ya el alboroto de excavaciones y descubiertas, los viajeros son raros, el cráneo del antepasado más viejo ni sabemos donde está, en algún museo de por ahí a la espera de título y vitrina..."
La balsa de Piedra, José Saramago, 1986. Premio Nobel Literatura 1998.
Esta frase de la novela La balsa de piedra la han leído miles de personas, en más de veinte idiomas diferentes. Orce, el pequeño pueblo de la Comarca de Huéscar, apenas más que una aldea, viaja por el mundo subido en la balsa de piedra, por invitación de José Saramago, con Pedro Orce, con el Hombre de Orce, con el Castillo de las Siete Torres, con Venta Micena, con Fuentenueva. Quien sabe cuantas personas de las que han leído, o están por leer, esta frase y otras de la novela, se acercarán hasta Orce, libro en mano, para reconocer con la mirada y con los pies y con todos los demás sentidos alerta, los mismos lugares que en su momento recorrió Saramago, que es tanto como si Saramago volviera a recorrerlos. Y así, Saramago permanecerá entre nosotros por mucho, mucho tiempo. Aunque las crónicas oficiales digan que murió el 18 de junio de 2010. Ya sabemos que las crónicas oficiales sólo son datos y números estúpidos, inservibles.
Cuanto me gustaría poder ofrecer a José Saramago, hoy, un dulce de leche aprendido de una mujer argentina, refugiada en España de la dictadura de Videla. Pero eso sí que no puede ser, así que esta mañana temprano, al amparo del tomillo y de la hierbabuena, de la manzanilla y de la alhábega, bajo la parra, he leído, una vez más, El cuento de la isla desconocida. Con Saramago, tan cerca de Orce, a la luz del verano que se aproxima, y con unas voces que, con toda seguridad, José Saramago reconocerá:
http://www.youtube.com/watch?v=9ZftzbpWI3s
"Están sentados en el suelo, bajo un olivo cordovil, el que, según la copla popular, hace el aceite amarillo, como si no fuese amarillo el otro, alguno apenas verdeado, y la primera palabra de José Anaiço, que no la puede reprimir, Estos lugares meten miedo, y Pedro Orce respondió, En Venta Micena es mucho peor, allí nací yo, ambigüedad formal que tanto significa lo que parece como su exacto contrario, dependiendo más del lector que de la lectura, aunque ésta en todo dependa de aquel, por eso nos es tan difícil saber quién lee lo que fue leído y cómo quedó lo que fue leído por quien leyó, no piense Pedro Orce que la maldad de la tierra depende de haber nacido él allí. "
La balsa de piedra, José Saramago.
DahirA.
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