No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

lunes, 8 de noviembre de 2010

Querido Dios: no me he acostumbrado

"Querido Dios:

Tengo catorce años. Soy. He sido siempre buena. Se me ocurre que, a lo mejor, podrías hacerme alguna señal que me aclare lo que me está pasando.

La otra primavera, poco después de nacer Lucious, los oía trajinar. Él le tiraba del brazo, y ella decía: Aún es pronto, Foso. Aún no estoy bien. Él la dejaba en paz, pero a la otra semana, vuelta a tirarle del brazo. Y ella decía: No puedo. ¿Es que no ves que estoy medio muerta? Y todas esas criaturas.

Ella se había ido a Macon, a que la viera la hermana doctora, y me dejó al cuidado de los pequeños. Él no me dijo ni una palabra amable. Sólo: Eso que tu mamá no quiere hacer vas a hacerlo tú. Y me puso en la cadera esa cosa y empezó a moverla y me agarró los pechos y me metía la cosa por abajo y, cuando yo grité, él me apretó el cuello y me dijo: Calla y empieza a acostumbrarte.

Pero no me he acostumbrado. Y ahora me pongo mala cada vez que tengo que guisar. Mi mamá anda preocupada y no hace más que mirarme, pero ya está más contenta porque él la deja tranquila. Pero está demasiado enferma y me parece que no durará mucho tiempo. "

El color púrpura, Alice Walker, 1982. Premio Pulitzer 1983.


Desgraciadamente, existen muchas y diversas formas de maltrato de género. La violación es una de ellas. Aunque realmente no se si la violación de padres a hijas está tipificada como violencia de género, además de violencia sexual y violación de los derechos fundamentales de la menor. Debiera, desde luego. Con los consiguientes agravantes.

¿Por qué un padre viola a una hija menor?. La cita literaria con la que he iniciado esta entrada no deja lugar a dudas: porque la compañera, la esposa, está enferma, y no acepta proposiciones sexuales del compañero; independientemente de que no le seduzca su compañero, es que físicamente, no puede. Éste respeta los motivos que ella le da, lo que nos podría llevar a tenerle una cierta simpatía. Eso, si no profundizamos un milímetro más en la cuestión. ¿Como se le ocurre a un hombre insinuarle siquiera a una mujer que está enferma que mantenga relaciones sexuales?.

Lo hace precisamente porque considera que la mujer, la compañera, la esposa, no es una persona con los mismos derechos que él; la mujer es una persona de segunda clase, que está a su servicio. No obstante, respeta la decisión de ella, entiende la enfermedad de ella. No es un maltratador clásico que insulta y golpea cuando se le contradice, o él considera que ella lo ha contradicho o no ha obedecido correctamente. No es un hombre violento en principio, ni presenta el perfil clásico del maltratador. Pero si es un hombre dominante respecto a la mujer, es machista. Sus deseos están por delante de las necesidades de la mujer, de ahí que le proponga y le insista, cuando sabe que ella está enferma.

Y aún llegando a comprender que es imposible satisfacer su necesidad sexual con esa mujer, su compañera, su esposa, la alternativa para no prescindir de sexo en esa situación no es, por ejemplo, recurrir a prácticas onanistas (palabra bastante inadecuada, cierto, pero que utilizamos con frecuencia como sinónimo de masturbación); ni acudir a un burdel, que ya es deplorable, pero en cierta medida, constituye un remedio aceptado socialmente. La alternativa para ese hombre de educación machista, es la mujer que tiene más cerca, y la más indefensa, ya sea ésta su hija y menor de edad. O precisamente por eso: porque la ve como doblemente de su propiedad. Por ser hija -los hijos y las hijas se consideran tradicionalmente propiedad privada de l@s progenitores- y por ser mujer.

Un machista muy cobarde y muy débil, por otra parte, si seguimos analizando un poquitín más. Un machista que no sabe enfrentarse a una mujer adulta. A ella no la fuerza, lo intenta, pero no va a más; quizás no porque esté enferma, si no porque su cobardía y su debilidad no le permiten avanzar en ese terreno. Pero su hija, además de estar desprovista de un motivo tangible -el de la madre es la enfermedad-, es una niña, por tanto, se le presupone menos fuerza, más sumisión.

Con ella, con la niña, la hija, sí se permite violar, amenazar y sentenciar "calla y empieza a acostumbrarte", utilizando al mismo tiempo la violencia física. Finalmente, podemos decir de ese hombre que es un maltratador machista de la peor calaña. Un caso extremo de machismo, cierto. Pero sino existiera el machismo en la modalidad de leve no existiría en la de extremo.

Aquí hemos analizado someramente una cita literaria. Pero desgraciadamente, casos similares existen en la realidad. Hace años conocí a una muchacha, de cociente intelectual limitado, que tenía un hijo, un niño de tres o cuatro años, fruto de las reiteradas violaciones de su padre. Y estaba embarazada de nuevo ... fruto de las reiteradas violaciones de su hermano menor.

"¿Como van las cosas entre tú y Harpo?, le pregunto.
Ya no come tanto, pero a lo mejor luego vuelve a las andadas.
Lo que él quiere es ser tan fuerte como tú, le digo.
Ella sorbe el aire entre los dientes. Algo así me figuraba yo, me dice. Luego, saca el aire poco a poco.
Los niños vienen corriendo. Mamá, mamá, limonada. Ella pone cinco vasos para ellos y dos para nosotras. Nos sentamos en un columpio de madera que ella hizo el verano pasado y colgó en el porche, a la sombra.
Empiezo a cansarme de Harpo, me dice. Desde que nos casamos no hace más que pensar en hacerme obedecer. Él no quiere una esposa. Él quiere un perro. "

El color púrpura, Alice Walker.

Sobre Violencia de Género:

http://www.tuabogadodefensor.com/01ecd193e40c12147/01ecd193e40c14c50/index.htm

DahirA.

Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art. 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

No hay comentarios: