"La asociación sin ánimo de lucro se crea para fovorecer a terceros y no para recibir beneficios ni gozar de sus servicios, por lo cual, los beneficios que se obtengan del desarrollo de las actividades de la asociación se destinarán a la propia entidad para que ésta pueda seguir desarrollando sus actividades de forma que la colectividad obtenga de mejor manera los objetivos que la asociación persigue." emplea.universia.es
En Huéscar, esta población del Altiplano de Granada con título de ciudad y cabeza de comarca, de apenas ocho mil habitantes, perteneciente al mundo rural un tanto desestructurado y confuso, se concentran un número importante de asociaciones, unas de carácter local, otras comarcal, otras autónomico y otras nacional, que representan distintos sectores y colectivos: empresarios, desarrollo rural, personas discapacitas, ganadería, turismo, artesanía, igualdad de género ... Cada una, como es lógico, actua en la defensa de los intereses generales del colectivo o temática en la que se basan sus objetivos: sensibilización, difusión, derechos, formación, desarrollo, mejoras, legislación, apoyos, reivindicaciones, expansión, cooperación, denuncias ... a través de distintas actividades y actuaciones: campañas, recursos legales, ferias, jornadas, cursos, seminarios, comunicación, manifiestos, exposiciones, eventos culturales, talleres, propuestas, adhesiones, rechazos ... Normalmente, cualquiera de estas iniciativas son de carácter público y general, ya que se trata de dar a conocer a la sociedad en general la problemática y la importancia social, cultural o económica de la temática que representa cada asociación, así como la necesidad de que la sociedad en general se haga eco de ella y sea comprendida; que la sociedad sienta que es parte de esa temática, que la sociedad, la ciudadanía, tome conciencia de que también le afecta a ella, cualquier tema, cualquier problema, cualquier logro, cualquier derecho, cualquier progreso, es cosa de tod@s, aunque no nos afecte directamente ... favorecer a terceros, que dice el texto del principio. Porque terceros somos tod@s en algún momento, igual que somos primer@s en otros momentos.
A raíz de la propuesta y aprobación del Ayuntamiento de Huéscar para instalar en la comarca una macro incineradora, altamente contaminante, como el propio alcalde, Sr. Gallego reconoció posteriormente, y durante los casi dos meses que mantuvieron firme la propuesta, y el debate y rechazo social que se generó sobre ella, nos hemos dado cuenta, como ya hemos apuntado en alguna otra entrada en este mismo espacio, que la mayoría de asociaciones de Huéscar son asociaciones pasivas, sin capacidad analítica y sin verdadera vocación de defensa y reivincicación de sus propios intereses y mucho menos de intereses indirectos. La asociación nacional de la oveja segureña no relacionó la contamininación del territorio con la degradación que supondría para su sector; la asociación de turismo tampoco relacionó un territorio contaminado con la pérdida consiguiente de visitantes turísticos que buscan calidad y salud del territorio que eligen para sus vacaciones; las asociaciones de mujeres tampoco se pronunciaron, no vieron la relación entre ser ciudadanas, trabajadoras, desempleadas, y la pertenencia a un territorio contaminado, excluído de los nuevos yacimientos de empleo y de empleo sostenible y de futuro para ellas y sus familias y sus convecin@s. La contaminación que generaría esa macro incineradora, de haberse llevado a cabo, habría supuesto la pérdida de numersos empleos, ya establecidos, de todos o la mayoría de empleos relacionados con la agricultura, la ganadería, la viticultura, el turismo rural, justamente de los sectores afianzados o emergentes de la comarca. Pero a ninguna, o a casi ninguna, asociación sectorial pareció importarle ni se sintió amenazada. O al menos, así lo ha parecido por su silencio manifiesto. Los apenas sesenta días de duración pública del proyecto de la macro incineradora de Huéscar están siendo muy útiles a posteriori para, a poco que reflexionemos, darnos cuenta de la verdadera realidad en la que se encuentra la comarca, en cualquiera de los apartados sobre los que hagamos la reflexión.
Parece que cada una de estas asociaciones, tan recatadas a la hora de discernir entre lo perjudicial o beneficioso para la colectividad y emprender las oportunas reivindicaciones públicas a favor o en contra, tengan como primer punto de los objetivos de sus estatutos practicar el silencio frente a cualquier agresión que les afecte directa o indirectamente. Quizás, porque son asociaciones tuteladas; quizás porque temen que si difieren públicamente de las políticas gobernantes se les relacione con las políticas de la oposición, entendiendo oposición como la otra parte del binomio político PSOE-PP, PP-PSOE; quizás porque temen perder fuentes de financiación seguras; quizás porque ni siquiera saben cuales son sus objetivos, pasaban por aquí y les han ofertado/vendido algo, que más da lo que sea, o las condiciones, se trata de estar, figurar, aparecer, no de ser.
Entre estas asociaciones silenciosas están algunas asociaciones de mujeres de Huéscar. Asociaciones con un número importante de socias, dos de ellas tienen hasta doscientas cincuenta o más socias; cuentan con el apoyo del ayuntamiento, en forma de locales gratuitos, subvenciones estables -mínimas, pero estables, al menos hasta hace poco- y otras puntuales de mucha mayor cuantía concedida a alguna asociación para un proyecto de cierta relevancia del que se han apropiado de alguna manera, pasando a ser la asociación de la idea y ejecutura del proyecto, parte secundaria y sin capacidad de decisión sobre su propio proyecto (no nos han dicho cuando,... nos han dicho que lo van a llevar a ... gracias a ellos .... estamos esperando que ellos nos digan ...). Desde el momento en que una asociación recibe financiación pública, es decir, dinero que es de tod@s, está obligada a que esa inversión repercuta directamente en tod@s, que las acciones que se emprendan partiendo de esa financiación sean abiertas a tod@s. Y su obligación es defender el proyecto, no dejarlo en manos de. En el caso de las asociaciones de mujeres cuyo objetivo primero es la igualdad de género deben emprender actividades abiertas claramente identificadas con ese objetivo. Las excursiones lúdicas para algunas socias y los maridos de éstas no está nada claro que sean acciones por la igualdad de género. Ni las comidas para un número restringido de socias y maridos de éstas parecen actuaciones reivindicativas en cuestiones de igualdad de derechos. Ni las excursiones campestres y las actividades que las secundan organizadas por una federación y financiadas con dinero público, válidas únicamente para diez socias de cada asociación se pueden considerar ni reivindicativas ni abiertas; esto ha sido motivo, por ejemplo, para que una asociación de Castril haya presentado la baja en la federación comarcal. El dinero público invertido en esas actividades se convierte, por tanto, en una inversión privada y restringida para beneficio de un número limitado y minoritario de mujeres, entre el total de mujeres asociadas y de las asociaciones asociadas a la federación. Tendríamos que aprender a distinguir entre la reivindicación de espacios privados exclusivos para mujeres, necesariamente promovidos y organizados y financiados por éstas con toda legitimidad, por supuesto, y actuaciones para y en igualdad de género en los que tengan cabida mujeres y hombres, asociad@s o no, familiares o no, especialmente en el caso de que hayan sido financiados con dinero de tod@s.
En la comarca de Huéscar, en el Altiplano de Granada, con las asociaciones, hablando en términos generales, y en términos particulares para el caso de las asociaciones de mujeres, pasa como con todo lo demás: todo está camuflado, encubierto, ni si ni no, negro pero blanco al mismo tiempo, que no se moleste nadie, con parecer ya hemos avanzado, con figurar ya existimos, tampoco hay que correr, peor estábamos antes ... y Papá Estado, dándonos dinero de bolsillo para nuestros gastos, que para eso somos l@s hij@s sobreprotegidos, inmadur@s, dependientes y algo aprovechad@s, como cualquier hij@ mimad@ por un progenitor irresponsable e interesado en asegurarse con esa dependencia los cuidados de su propia vejez. Aunque ya se sabe: las personas inmaduras tampoco se responsabilizan nunca de nada, y en cualquier momento se van detrás del tito o de la tita que les ofrece mejor caramelo, o mejor deportivo, dependiendo de las edades y ambiciones de cada cual.
Mientras no se demuestre lo contrario, aquí, en la Comarca de Huéscar, en el Altiplano de Granada, y salvo honrosas excepciones siempre que sea demostrable, a las asociaciones habría que retirarles la "a" del principio de la palabra: sociaciones. La "a" de asociación, como las denominaciones de origen y las identificaciones geográficas protegidas, debe ganarse a base de hechos reiterados que demuestren sobradamente la calidad y el merecimiento.
DahirA.
En Huéscar, esta población del Altiplano de Granada con título de ciudad y cabeza de comarca, de apenas ocho mil habitantes, perteneciente al mundo rural un tanto desestructurado y confuso, se concentran un número importante de asociaciones, unas de carácter local, otras comarcal, otras autónomico y otras nacional, que representan distintos sectores y colectivos: empresarios, desarrollo rural, personas discapacitas, ganadería, turismo, artesanía, igualdad de género ... Cada una, como es lógico, actua en la defensa de los intereses generales del colectivo o temática en la que se basan sus objetivos: sensibilización, difusión, derechos, formación, desarrollo, mejoras, legislación, apoyos, reivindicaciones, expansión, cooperación, denuncias ... a través de distintas actividades y actuaciones: campañas, recursos legales, ferias, jornadas, cursos, seminarios, comunicación, manifiestos, exposiciones, eventos culturales, talleres, propuestas, adhesiones, rechazos ... Normalmente, cualquiera de estas iniciativas son de carácter público y general, ya que se trata de dar a conocer a la sociedad en general la problemática y la importancia social, cultural o económica de la temática que representa cada asociación, así como la necesidad de que la sociedad en general se haga eco de ella y sea comprendida; que la sociedad sienta que es parte de esa temática, que la sociedad, la ciudadanía, tome conciencia de que también le afecta a ella, cualquier tema, cualquier problema, cualquier logro, cualquier derecho, cualquier progreso, es cosa de tod@s, aunque no nos afecte directamente ... favorecer a terceros, que dice el texto del principio. Porque terceros somos tod@s en algún momento, igual que somos primer@s en otros momentos.
A raíz de la propuesta y aprobación del Ayuntamiento de Huéscar para instalar en la comarca una macro incineradora, altamente contaminante, como el propio alcalde, Sr. Gallego reconoció posteriormente, y durante los casi dos meses que mantuvieron firme la propuesta, y el debate y rechazo social que se generó sobre ella, nos hemos dado cuenta, como ya hemos apuntado en alguna otra entrada en este mismo espacio, que la mayoría de asociaciones de Huéscar son asociaciones pasivas, sin capacidad analítica y sin verdadera vocación de defensa y reivincicación de sus propios intereses y mucho menos de intereses indirectos. La asociación nacional de la oveja segureña no relacionó la contamininación del territorio con la degradación que supondría para su sector; la asociación de turismo tampoco relacionó un territorio contaminado con la pérdida consiguiente de visitantes turísticos que buscan calidad y salud del territorio que eligen para sus vacaciones; las asociaciones de mujeres tampoco se pronunciaron, no vieron la relación entre ser ciudadanas, trabajadoras, desempleadas, y la pertenencia a un territorio contaminado, excluído de los nuevos yacimientos de empleo y de empleo sostenible y de futuro para ellas y sus familias y sus convecin@s. La contaminación que generaría esa macro incineradora, de haberse llevado a cabo, habría supuesto la pérdida de numersos empleos, ya establecidos, de todos o la mayoría de empleos relacionados con la agricultura, la ganadería, la viticultura, el turismo rural, justamente de los sectores afianzados o emergentes de la comarca. Pero a ninguna, o a casi ninguna, asociación sectorial pareció importarle ni se sintió amenazada. O al menos, así lo ha parecido por su silencio manifiesto. Los apenas sesenta días de duración pública del proyecto de la macro incineradora de Huéscar están siendo muy útiles a posteriori para, a poco que reflexionemos, darnos cuenta de la verdadera realidad en la que se encuentra la comarca, en cualquiera de los apartados sobre los que hagamos la reflexión.
Parece que cada una de estas asociaciones, tan recatadas a la hora de discernir entre lo perjudicial o beneficioso para la colectividad y emprender las oportunas reivindicaciones públicas a favor o en contra, tengan como primer punto de los objetivos de sus estatutos practicar el silencio frente a cualquier agresión que les afecte directa o indirectamente. Quizás, porque son asociaciones tuteladas; quizás porque temen que si difieren públicamente de las políticas gobernantes se les relacione con las políticas de la oposición, entendiendo oposición como la otra parte del binomio político PSOE-PP, PP-PSOE; quizás porque temen perder fuentes de financiación seguras; quizás porque ni siquiera saben cuales son sus objetivos, pasaban por aquí y les han ofertado/vendido algo, que más da lo que sea, o las condiciones, se trata de estar, figurar, aparecer, no de ser.
Entre estas asociaciones silenciosas están algunas asociaciones de mujeres de Huéscar. Asociaciones con un número importante de socias, dos de ellas tienen hasta doscientas cincuenta o más socias; cuentan con el apoyo del ayuntamiento, en forma de locales gratuitos, subvenciones estables -mínimas, pero estables, al menos hasta hace poco- y otras puntuales de mucha mayor cuantía concedida a alguna asociación para un proyecto de cierta relevancia del que se han apropiado de alguna manera, pasando a ser la asociación de la idea y ejecutura del proyecto, parte secundaria y sin capacidad de decisión sobre su propio proyecto (no nos han dicho cuando,... nos han dicho que lo van a llevar a ... gracias a ellos .... estamos esperando que ellos nos digan ...). Desde el momento en que una asociación recibe financiación pública, es decir, dinero que es de tod@s, está obligada a que esa inversión repercuta directamente en tod@s, que las acciones que se emprendan partiendo de esa financiación sean abiertas a tod@s. Y su obligación es defender el proyecto, no dejarlo en manos de. En el caso de las asociaciones de mujeres cuyo objetivo primero es la igualdad de género deben emprender actividades abiertas claramente identificadas con ese objetivo. Las excursiones lúdicas para algunas socias y los maridos de éstas no está nada claro que sean acciones por la igualdad de género. Ni las comidas para un número restringido de socias y maridos de éstas parecen actuaciones reivindicativas en cuestiones de igualdad de derechos. Ni las excursiones campestres y las actividades que las secundan organizadas por una federación y financiadas con dinero público, válidas únicamente para diez socias de cada asociación se pueden considerar ni reivindicativas ni abiertas; esto ha sido motivo, por ejemplo, para que una asociación de Castril haya presentado la baja en la federación comarcal. El dinero público invertido en esas actividades se convierte, por tanto, en una inversión privada y restringida para beneficio de un número limitado y minoritario de mujeres, entre el total de mujeres asociadas y de las asociaciones asociadas a la federación. Tendríamos que aprender a distinguir entre la reivindicación de espacios privados exclusivos para mujeres, necesariamente promovidos y organizados y financiados por éstas con toda legitimidad, por supuesto, y actuaciones para y en igualdad de género en los que tengan cabida mujeres y hombres, asociad@s o no, familiares o no, especialmente en el caso de que hayan sido financiados con dinero de tod@s.
En la comarca de Huéscar, en el Altiplano de Granada, con las asociaciones, hablando en términos generales, y en términos particulares para el caso de las asociaciones de mujeres, pasa como con todo lo demás: todo está camuflado, encubierto, ni si ni no, negro pero blanco al mismo tiempo, que no se moleste nadie, con parecer ya hemos avanzado, con figurar ya existimos, tampoco hay que correr, peor estábamos antes ... y Papá Estado, dándonos dinero de bolsillo para nuestros gastos, que para eso somos l@s hij@s sobreprotegidos, inmadur@s, dependientes y algo aprovechad@s, como cualquier hij@ mimad@ por un progenitor irresponsable e interesado en asegurarse con esa dependencia los cuidados de su propia vejez. Aunque ya se sabe: las personas inmaduras tampoco se responsabilizan nunca de nada, y en cualquier momento se van detrás del tito o de la tita que les ofrece mejor caramelo, o mejor deportivo, dependiendo de las edades y ambiciones de cada cual.
Mientras no se demuestre lo contrario, aquí, en la Comarca de Huéscar, en el Altiplano de Granada, y salvo honrosas excepciones siempre que sea demostrable, a las asociaciones habría que retirarles la "a" del principio de la palabra: sociaciones. La "a" de asociación, como las denominaciones de origen y las identificaciones geográficas protegidas, debe ganarse a base de hechos reiterados que demuestren sobradamente la calidad y el merecimiento.
DahirA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario