Hace unas semanas en este mismo blog, en la entrada Agenda Local 21 del 24 de noviembre, deslicé a propósito una errata de la que me hacía responsable, apelando a mi memoria fotográfica, y narré un episodio de personas expulsadas de la reunión, y frases que dijeron otras personas presentes en dicha reunión, que no son ciertas. Confiaba en que las personas aludidas, o alguna de las personas aludidas al menos, ante tamaña distorsión de los hechos, respondieran, en este mismo blog, en el apartado de comentarios, o en la siguiente reunión, en la que estuvieron y estuve, o por cualquier otro medio a su alcance, y expusieran públicamente otra versión diferente a la que yo había dado, que se ajustara más a la realidad.
Pero no ha sido así. Nadie ha dicho nada al respecto. Nadie me ha dicho "señora, está usted muy confundida, eso no sucedió como usted dice que fue" e incluso esperaba oir o leer un "usted miente". Sin embargo, al menos alguna de esas personas que estuvieron en la reunión sobre la que posteriormente falseé algún hecho y algunas palabras, ha leído el texto en el que miento descaradamente, y nos hemos visto después en público, y no ha dicho nada. Esas personas detectaron la falsedad de lo que digo, pero no han sido capaces de desmentirlo, de desmentirme. Según me han dicho, a raíz de sacar yo el tema a colación, no es su forma de actuar. Pensaron "ha mentido, bueno, pues allá ella". El problema radica en que si no me desmienten, esa mentira pasará a la historia como una verdad. Con el paso del tiempo, alguien puede recordarla y entonces, quizás digan "eso no fue así, esa mujer mintió". Pero entonces ya será tarde. En el aire quedarán dos versiones contradictorias de los hechos que servirán únicamente para crear escepticismo sobre las dos versiones o, en el peor de los casos, para no creer ninguna de las dos versiones. A ninguna de las dos personas. Y eso restará credibilidad a lo que ambas personas podamos decir en el futuro respecto a cualquier tema. Pero mucha más a quien pudo decir algo en contra en su momento y no lo dijo.
No es la primera vez que nos encontramos con una situación similar. Cuando dijimos en este mismo blog, meses atrás, que las asociaciones de mujeres de la comarca están tuteladas por los Centros de Información a la Mujer de Baza y Huéscar, y me llamaron al orden, en una reunión privada, para recriminarme esas palabras, a lo que respondí que esos argumentos en contra de mis palabras los dijeran en público, que cualquier persona que hubiera leído los argumentos que yo daba, así como mi opinión, respecto a ese tema, pudiera conocer los argumentos y opiniones de la otra parte, de forma que l@s lector@ tuvieran elementos para valorar y poder decidir por sí mism@s quien de las dos partes tiene razón, o más razones, o quien puede estar más equivocada, la respuesta fue "no, nosotras no entramos en esa dinámica, lo que tengamos que decirnos nos lo decimos en privado".
Privatizar lo público, renunciar a la defensa de lo que se dice sobre nosotr@s aun estando convencid@s de que no es cierto, callar sabiendo que ese silencio nos puede perjudicar, no individualmente, sino al colectivo que representamos, lo que agrava muchísimo más la situación, en aras de salvaguardar ¿qué?. Preferimos, prefieren, que se piense de ell@s que son ignorantes, intolerantes, con mentes infantiles sin capacidad analítica ninguna, antes que exponer sus argumentos, su opinión sobre quien opina de ell@s, que seguro la tienen.
¿Por qué esa necesidad visceral de que la ciudadanía no les conozca realmente, no sepa quienes son, qué piensan, por qué actuan de una forma y no de otra? ¿Por qué ese convencimiento de que hay que creer a ciegas, extrapolando a las organizaciones sociales y políticas los principios básicos de la religión: fe? Porque si no se defienden, si no argumentan, si no aportan algo basado en unos principios lógicos y palpables y nos demuestran su eficacia, su importancia, su necesidad para el avance, se trata de eso: de un acto de fé.
Como un acto de fé es, por ejemplo, que alguien me diga "es que estás equivocada, es que el equipo futuro no es el de antes, no tiene nada que ver, está totalmente renovado, éste si es bueno, tienes que olvidarte del anterior" y creérmelo, tal cual.
Por que, vamos a ver: exactamente ¿quienes componen el nuevo equipo?: nombres, apellidos y trayectoria profesional, social y política. Para creerme lo que me dicen, tendré que ubicarl@s, saber quienes son y cual ha sido hasta el momento su trayectoria en diferentes aspectos públicos. Una vez que ya estén ubicad@s, y comprobada su congruencia profesional, social y política, entre lo que son y lo que dicen que van a ser, necesito saber cuales son las propuestas de cada uno y una en el área específica en la que están dispuestos a trabajar. Pero no quiero un mero listado de propuestas bien intencionadas: necesito que expliquen con todo detalle como van a desarrollar esas propuestas, para poder valorar, a grosso modo, y mediante información complementaria, el grado de viabilidad que tienen esas propuestas. Solamente si me convencen por trayectoria, congruencia y credibilidad de lo que dicen, podré creer en ell@s. Y aún así, las personas podemos cambiar radicalmente entre lo que prometemos que vamos a hacer y lo que en realidad hacemos después. Pero al menos, con todos esos datos contrastados, me puedo permitir dar un voto de confianza.
Ahora, si no se hace público quienes son, qué han hecho, y como van a hacer ¿en que me baso para confíar en ell@s?. Eso es fé en estado puro. Y todos sabemos que la religión en este país está en decadencia, más allá de actos festivos y turísticos, y compromisos sociales. Y, en todo caso, pertenece a la vida privada de cada un@, sin ninguna trascendencia pública.
Pediría, aprovechando esta página, y en nombre de la asociación, que quienes necesiten de la confianza de la ciudadanía, por uno u otro motivo, primero se den a conocer, nos presenten su currículum, expongan, expliquen, razonen, argumenten, dialoguen, debatan, ... y recuerden que cuando un grupo necesita de la ciudadanía, ésta se convierte en su evaluadora, y si supera esta fase, la ciudadanía pasa ser directamente su jefe quien, si el contratado no cumple las cláusulas del contrato que ha firmado, puede ser despedido sin derecho a indemnización.
"Ahora mismo, de lo que yo haya podido decir sobre la reunión, que está basado en algún apunte y en mi propia memoria, a la que yo le condedo fiabilidad, pero que no es infalible, y puedo haber confundido datos, personas, aunque eso no es nomal en mí, porque tengo una estupenda memoria fotográfica. Aunque tengo una ligera duda sobre la persona que recriminó al periodista de Radio Comunitaria Pikaza que no se si fue el Sr. Revelles, concejal de Fomento, o el Sr. José Maria, candidato a la alcaldía por el PSOE, quien además, utilizó un par de palabras insultantes contra el compañero periodista. Lo que si recuerdo con toda seguridad es que yo respondí muy alterada, y dije palabras que no son propias de una señora, lo se, pero es que que fue DahirA quien sugirió a los compañeros de la radio comunitaria que asistieran a esa reunión... y varias personas de las asistentes, eso también lo recuerdo perfectamente, corearon a viva voz que se marchara inmediatamente el compañero periodista, y lo expulsaron en medio de gritos e insultos. Aquello se convirtió en un cruce de insultos absolutamente vergonzoso."
Ni respondí alterada, ni se coreó a viva voz que nadie se marchara, ni se expulsó a nadie, ni hubo tales gritos e insultos de gran calibre, ni recuerdo qué pudieron decir o no decir el Sr. Revelles y el Sr. Jose María Martínez ... ¿por qué nadie ha dicho nada en contra?. De lo único sobre lo que se ha vuelto a hablar en las siguientes reuniones ha sido sobre las grabaciones: quienes están a favor, y quienes en contra. Nadie ha dicho "por favor, haga usted pública la grabación de la primera reunión, para que se demuestre que esta señora no ha dicho la verdad. Y de ahora en adelante, que se graben todas, para evitar que alguien vaya por ahí contando historias falsas".
¿Por qué esa reticencia a que lo público sea público? ¿Por qué tenemos miedo a que los demás sepan qué hemos dicho, como lo hemos dicho, donde nos hemos equivocado, qué no hemos dicho, de qué forma nos hemos expresado? Si representamos a organizaciones, entidades y colectivos, primero, esos grupos a los que representamos tienen derecho a saber cual es nuestra actuación, así como tienen el derecho a saber con fidelidad cuales han sido las propuestas, debate y conclusiones. Y, segundo, teniendo en cuenta que lo que se acuerde, rechace o excluya en esas mesas y reuniones (no solamente las de la Agenda Local 21, sino en cualquier otra de igualdad, desarrollo rural, etc) van a afectar a los colectivos que cada cual representa y al resto de la ciudadanía, aunque no haya participado directamente, justo es que la ciudadanía tenga derecho a saberlo.
Incluso, una vez superados los tabúes de la opacidad y el silencio por el "qué dirán de mí", es posible que la ciudadanía se muestre más proclive a acudir a convocatorias de mesas participativas. Cosa que ahora no sucede.
DahirA.
Pero no ha sido así. Nadie ha dicho nada al respecto. Nadie me ha dicho "señora, está usted muy confundida, eso no sucedió como usted dice que fue" e incluso esperaba oir o leer un "usted miente". Sin embargo, al menos alguna de esas personas que estuvieron en la reunión sobre la que posteriormente falseé algún hecho y algunas palabras, ha leído el texto en el que miento descaradamente, y nos hemos visto después en público, y no ha dicho nada. Esas personas detectaron la falsedad de lo que digo, pero no han sido capaces de desmentirlo, de desmentirme. Según me han dicho, a raíz de sacar yo el tema a colación, no es su forma de actuar. Pensaron "ha mentido, bueno, pues allá ella". El problema radica en que si no me desmienten, esa mentira pasará a la historia como una verdad. Con el paso del tiempo, alguien puede recordarla y entonces, quizás digan "eso no fue así, esa mujer mintió". Pero entonces ya será tarde. En el aire quedarán dos versiones contradictorias de los hechos que servirán únicamente para crear escepticismo sobre las dos versiones o, en el peor de los casos, para no creer ninguna de las dos versiones. A ninguna de las dos personas. Y eso restará credibilidad a lo que ambas personas podamos decir en el futuro respecto a cualquier tema. Pero mucha más a quien pudo decir algo en contra en su momento y no lo dijo.
No es la primera vez que nos encontramos con una situación similar. Cuando dijimos en este mismo blog, meses atrás, que las asociaciones de mujeres de la comarca están tuteladas por los Centros de Información a la Mujer de Baza y Huéscar, y me llamaron al orden, en una reunión privada, para recriminarme esas palabras, a lo que respondí que esos argumentos en contra de mis palabras los dijeran en público, que cualquier persona que hubiera leído los argumentos que yo daba, así como mi opinión, respecto a ese tema, pudiera conocer los argumentos y opiniones de la otra parte, de forma que l@s lector@ tuvieran elementos para valorar y poder decidir por sí mism@s quien de las dos partes tiene razón, o más razones, o quien puede estar más equivocada, la respuesta fue "no, nosotras no entramos en esa dinámica, lo que tengamos que decirnos nos lo decimos en privado".
Privatizar lo público, renunciar a la defensa de lo que se dice sobre nosotr@s aun estando convencid@s de que no es cierto, callar sabiendo que ese silencio nos puede perjudicar, no individualmente, sino al colectivo que representamos, lo que agrava muchísimo más la situación, en aras de salvaguardar ¿qué?. Preferimos, prefieren, que se piense de ell@s que son ignorantes, intolerantes, con mentes infantiles sin capacidad analítica ninguna, antes que exponer sus argumentos, su opinión sobre quien opina de ell@s, que seguro la tienen.
¿Por qué esa necesidad visceral de que la ciudadanía no les conozca realmente, no sepa quienes son, qué piensan, por qué actuan de una forma y no de otra? ¿Por qué ese convencimiento de que hay que creer a ciegas, extrapolando a las organizaciones sociales y políticas los principios básicos de la religión: fe? Porque si no se defienden, si no argumentan, si no aportan algo basado en unos principios lógicos y palpables y nos demuestran su eficacia, su importancia, su necesidad para el avance, se trata de eso: de un acto de fé.
Como un acto de fé es, por ejemplo, que alguien me diga "es que estás equivocada, es que el equipo futuro no es el de antes, no tiene nada que ver, está totalmente renovado, éste si es bueno, tienes que olvidarte del anterior" y creérmelo, tal cual.
Por que, vamos a ver: exactamente ¿quienes componen el nuevo equipo?: nombres, apellidos y trayectoria profesional, social y política. Para creerme lo que me dicen, tendré que ubicarl@s, saber quienes son y cual ha sido hasta el momento su trayectoria en diferentes aspectos públicos. Una vez que ya estén ubicad@s, y comprobada su congruencia profesional, social y política, entre lo que son y lo que dicen que van a ser, necesito saber cuales son las propuestas de cada uno y una en el área específica en la que están dispuestos a trabajar. Pero no quiero un mero listado de propuestas bien intencionadas: necesito que expliquen con todo detalle como van a desarrollar esas propuestas, para poder valorar, a grosso modo, y mediante información complementaria, el grado de viabilidad que tienen esas propuestas. Solamente si me convencen por trayectoria, congruencia y credibilidad de lo que dicen, podré creer en ell@s. Y aún así, las personas podemos cambiar radicalmente entre lo que prometemos que vamos a hacer y lo que en realidad hacemos después. Pero al menos, con todos esos datos contrastados, me puedo permitir dar un voto de confianza.
Ahora, si no se hace público quienes son, qué han hecho, y como van a hacer ¿en que me baso para confíar en ell@s?. Eso es fé en estado puro. Y todos sabemos que la religión en este país está en decadencia, más allá de actos festivos y turísticos, y compromisos sociales. Y, en todo caso, pertenece a la vida privada de cada un@, sin ninguna trascendencia pública.
Pediría, aprovechando esta página, y en nombre de la asociación, que quienes necesiten de la confianza de la ciudadanía, por uno u otro motivo, primero se den a conocer, nos presenten su currículum, expongan, expliquen, razonen, argumenten, dialoguen, debatan, ... y recuerden que cuando un grupo necesita de la ciudadanía, ésta se convierte en su evaluadora, y si supera esta fase, la ciudadanía pasa ser directamente su jefe quien, si el contratado no cumple las cláusulas del contrato que ha firmado, puede ser despedido sin derecho a indemnización.
"Ahora mismo, de lo que yo haya podido decir sobre la reunión, que está basado en algún apunte y en mi propia memoria, a la que yo le condedo fiabilidad, pero que no es infalible, y puedo haber confundido datos, personas, aunque eso no es nomal en mí, porque tengo una estupenda memoria fotográfica. Aunque tengo una ligera duda sobre la persona que recriminó al periodista de Radio Comunitaria Pikaza que no se si fue el Sr. Revelles, concejal de Fomento, o el Sr. José Maria, candidato a la alcaldía por el PSOE, quien además, utilizó un par de palabras insultantes contra el compañero periodista. Lo que si recuerdo con toda seguridad es que yo respondí muy alterada, y dije palabras que no son propias de una señora, lo se, pero es que que fue DahirA quien sugirió a los compañeros de la radio comunitaria que asistieran a esa reunión... y varias personas de las asistentes, eso también lo recuerdo perfectamente, corearon a viva voz que se marchara inmediatamente el compañero periodista, y lo expulsaron en medio de gritos e insultos. Aquello se convirtió en un cruce de insultos absolutamente vergonzoso."
Ni respondí alterada, ni se coreó a viva voz que nadie se marchara, ni se expulsó a nadie, ni hubo tales gritos e insultos de gran calibre, ni recuerdo qué pudieron decir o no decir el Sr. Revelles y el Sr. Jose María Martínez ... ¿por qué nadie ha dicho nada en contra?. De lo único sobre lo que se ha vuelto a hablar en las siguientes reuniones ha sido sobre las grabaciones: quienes están a favor, y quienes en contra. Nadie ha dicho "por favor, haga usted pública la grabación de la primera reunión, para que se demuestre que esta señora no ha dicho la verdad. Y de ahora en adelante, que se graben todas, para evitar que alguien vaya por ahí contando historias falsas".
¿Por qué esa reticencia a que lo público sea público? ¿Por qué tenemos miedo a que los demás sepan qué hemos dicho, como lo hemos dicho, donde nos hemos equivocado, qué no hemos dicho, de qué forma nos hemos expresado? Si representamos a organizaciones, entidades y colectivos, primero, esos grupos a los que representamos tienen derecho a saber cual es nuestra actuación, así como tienen el derecho a saber con fidelidad cuales han sido las propuestas, debate y conclusiones. Y, segundo, teniendo en cuenta que lo que se acuerde, rechace o excluya en esas mesas y reuniones (no solamente las de la Agenda Local 21, sino en cualquier otra de igualdad, desarrollo rural, etc) van a afectar a los colectivos que cada cual representa y al resto de la ciudadanía, aunque no haya participado directamente, justo es que la ciudadanía tenga derecho a saberlo.
Incluso, una vez superados los tabúes de la opacidad y el silencio por el "qué dirán de mí", es posible que la ciudadanía se muestre más proclive a acudir a convocatorias de mesas participativas. Cosa que ahora no sucede.
DahirA.
2 comentarios:
Tras leer esta entrada en el blog, he notado la coincidencia de criterio en la importancia de que los candidatos, los políticos, los futuros cambios, el funcionamiento de los organismos, ... que son públicos no se sustenten en información privada, hermética, cerrada incluso en los datos mas superfluos.
Ahora o siempre, ha sido un complejo juego por la imagen y las formas, al contenido no se le da casi ningún valor ni por los protagonistas ni por los asistentes.
Ojalá, alguien diera ese primer paso y se expusiera en algún foro público con su imagen, formas y sobre todo, el contenido.
Estoy totalmente de acuerdo: solamente deberíamos escuchar y tener en cuenta a quien ofrezca contenidos dentro de unas formas.
Si es posible comparar unos contenidos con otros, mejor, de lo contrario, ajustarnos a contenidos. Nada más.
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