No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cumpleaños Universal

Aunque escribo en nombre de la asociación, en ocasiones es inevitable personalizar. Como lo hago ahora, en una vaga pretensión de felicitar colectivamente las fiestas de Pascua y Año Nuevo. Estas casi obligadas felicitaciones las veo, y las hago, como si de un cumpleaños colectivo se tratara. Me gusta felicitar por cumpleaños, ese recordatorio anual del momento mágico en que cada persona traspasamos la frontera entre el mundo interno e invisible y el mundo externo y visible.

Pero las navidades, a pesar de mis muchos años, no las termino de entender todavía. Y he participado en la celebración de muchas, puedo asegurarlo. Incluso algún año, por duplicado. Solamente he sido dueña de decidir libremente sobre ellas cuando mi hijo era pequeño y mi compañero y yo teníamos la misma visión sobre esas fechas. Entonces, las obviamos sin obviarlas: celebrábamos el Solsticio de Invierno con una gran fiesta para los niños, en la que tenía cabida la simbología navideña despojándola, en la medida de lo posible, de reminiscencias religiosas. Contábamos la leyenda del niño Jesús, de Santa Claus, del origen del árbol navideño, la representación del belén, el muérdago, el por qué de los regalos, los frutos secos y la repostería derivada de ellos, los cítricos, todo teniendo como punto de partida y de llegada el solsticio ... Era realmente divertido tanto para l@s niñ@s como para las personas adultas. Antes, y después de aquellos breves años, las felicitaciones a las que me apetecía corresponder se reducían una a frase "felicidad para tod@s ahora, y en cualquier momento... siempre" escritas en tarjetas de UNICEF.


Con el tiempo, me he tomado las felicitaciones navideñas como si de una felicitación de cumpleaños se tratara, felicitación de cumpleaños universal. Reconozco que ni yo, ni la asociación, tenemos mejores ni peores deseos para la humanidad en general y para con las personas allegadas, en estas fechas que en cualquier otra fecha del año. Ni nos acordamos más o menos de personas lejanas a las que les tenemos cariño, ni a situaciones injustas de personas desconocidas. Lo que ocurre es que un doce de marzo, o un veintiseis de agosto, o un siete de noviembre no expresamos nuestros mejores deseos para cualquier persona justa y para cualquier causa justa, ni para que las personas y causas injustas se reconviertan en justas, y en estas fechas sí que lo hacemos.

Así que, en nombre de la Asociación de Artesanas DahirA, dejo por escrito nuestros mejores deseos para que la humanidad sepa aprender a disfrutar, en armonía con el medio y solidariamente, lo que es de todos y todas: el Planeta, y la sabiduría de la especie humana: respeto a todos los derechos humanos fundamentales, respeto por el medio ambiente, vida digna para tod@s, en cualquier rincón del planeta.

DahirA.

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