No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

sábado, 18 de abril de 2009

23 de abril, Día del Libro

El Día del Libro lo asociamos a la celebración de San Jorge en Cataluña, donde es costumbre regalar un libro y una rosa, y a la Feria del Libro del Parque del Retiro, en Madrid. Sin embargo, se celebran pequeñas ferias del libro por toda la geografía española. En Baza, por ejemplo, hay tres libreros que año tras año, desde hace ya casi veinte, exponen en el Centro Cultural de Santo Domingo más de dos mil títulos diferentes.
Debo reconocer que no soy una gran lectora, pero si una lectora constante. Aprendí de mi abuela materna, una campesina de cuna, enjuta y de pocas palabras que sin embargo, era una mujer amable y comprensiva. Cuando yo tenía cuatro o cinco años achacaba a aquellos libros en los que se sumergía durante horas y horas todos los días, sentada al sol en invierno y a la sombra en verano, su bondad y su dulzura. Mi objetivo a aquella edad era aprender a leer, para parecerme a mi abuela.
Transcurridos ya tantos años desde aquella primera infancia, apenas recordada hoy, me doy cuenta de la trascendencia que han tenido los libros en mi vida. Desde aquellas primeras lecturas, siendo todavía casi una adolescente, de Walt Whitman y sus "Hojas de Hierba"(Estados Unidos, 1819 ), a través de las cuales supe por primera que los hombres y las mujeres y todas las personas de cualquier raza y condición eran iguales, merecían ser iguales, y la lectura de un pequeño librito, que estaba entonces de moda entre los jóvenes, "Juan Salvador Gaviota", de Richard Bach, que me descubrió que solamente podemos avanzar siguiendo nuestros propios instintos de conocimiento, pese a que podamos tenerlo todo en contra, hasta hoy, a punto de cumplir el medio siglo de existencia, asocio muchos episodios de mi vida a los libros.
Así, tengo el libro de llorar, "Memoria de la nieve" y "La lentitud de los bueyes", de Julio Llamazares, dos hermosísimos libros de poemas que tienen sobre mí el efecto de dejar correr las lágrimas por mi rostro cuando me sumerjo en ellos, por pura necesidad del llanto, ya que no soy muy propensa a él, y en determinados momentos lo necesito para desbloquearme. También Llamazares me ha proporcionado libros de viajar, con "El río del olvido" y "Retrato de bañista"; libros en mano hemos recorrido desde León hasta el puerto de Vegarada, y el contorno del embalse de Vegamián, reconociendo lugares y paisajes, pueblos abandonados, espadañas de iglesias, gentes con las que hemos hablado y aprendido, y que a su vez, estos recorridos nos han llevado a otras lecturas regionales como "Los bravos", de Jesús Martín Santos o "Volverás a región" de Juan Benet.
No puedo olvidarme de Anaïs Nin, y sus "Diarios", esa mujer que me enseñó la importancia vital que tiene la libertad, especialmente la propia libertad, la libertad femenina. Esta escritora, además, me ha dejado un legado mas personal y tangible: un perfume que desde hace mas de veinticinco años siempre me regala alguien y que huele a jazmines, flor que tanto me gusta. Ni puedo olvidarme de Carmen Martín Gaite, especialmente de "Caperucita en Manhattan", ni de Almudena Grandes y su "Atlas de geografía humana", ni de Erika Jong y el "Miedo a volar", de Marguerite Yourcenar ... ni siquiera de una novela juvenil, escrita por un sacerdote, José Luís Martín Vigil, "El sexo débil", que me descubrió la fuerza de las mujeres, su capacidad innata para superar barreras, para tomar decisiones, para seguir adelante.
Ni tampoco puedo dejar de mencionar "Casa de muñecas" de Henrik Ibsen, que me ayudó a entender que la mujer puede elegir su camino de libertad e independencia si así lo desea; ni a Miguel Delibes, con su amor a la naturaleza y el realismo dramático y duro con el que describe a los personajes de algunas de sus novelas; ni a Bernardo Atxaga que consiguió, en un pasaje de la novela "El hombre solo" que pudiera oler realmente el aire y la tierra que describe; ni a Antón Makarenko en el "Poema pedagógico"; ni a las premios Nobel Doris Lessing, Toni Morrison y Nadine Gordimer; ni la novela -posteriormente llevada al cine- "La mujer del teniente francés" de John Fowles, otro alegato a favor de la libertad de la mujer, si ésta la desea; ni a Eduardo Mendoza que tanto que hizo reir en "Sin noticias de Gurb"; ni el librito "Cuento de la isla desconocida", de nuestro José Saramago, ni el encantador libro "Pimientos rojos" de Mónica Bardem, y otro título gastronómico "Tomates verdes fritos", otra hermosa novela cuyas protagonistas son las mujeres; ni en otro orden, "Miguel Litting clandestino en Chile" o la hermosísima novela "Cien años de soledad" . Ni la curiosa relación entre dos novelas, escritas ambas por mujeres, "Jane Eyre" de Charlote Brönte y "Ancho mar de los sargazos" de Jean Rhys; en la primera, se deja entrever que una mujer loca, a la que tiene encerrada y oculta, ha fastidiado la vida del protagonista desde que se casó con ella, y en la segunda, la protagonista es precisamente esa mujer, y describe a lo largo de toda la obra, como era ella y como su marido la convirtió en lo que él, y la sociedad de su tiempo, consideraban locura profunda. Ni ...
Dejo sin mencionar siquiera a muchos autores y a muchas autoras que me han enseñado a pensar, a descubir, a viajar, a reir, a llorar, a ubicar épocas y culturas, a conocer la psicología humana, a creer en la igualdad, en la libertad, a reconocer crueldades, a educar ...
Compañeras, compañeros ... ¿que títulos y autores han dejado mas huella en vosotras y vosotros? ... ¿que estais leyendo en estos momentos? ... ¿que libro, escritor o escritora recomendaríais? ... Dejad un mensaje aquí, o enviar un correo a aadahira@hotmail.com. A Dahira y por tanto, también a mi, nos gustará muchísimo descubrir nuevos mundos literarios a través de sus autores y autoras ... Y si teneis la oportunidad, regalad un libro y una flor, el día 23 de abril, o cualquier otro día del año; los libros no caducan, y las flores vuelven a crecer ...
Dahira.

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