Hace un año, más o menos, puse el grito en el cielo cuando tuve en mis
manos “El Proyecto” de la Global Ecofuel System y leí que
los empleados trabajarían ininterrumpidamente once meses al año, sin días
de descanso alguno, durante ocho horas diarias. Para mi, que en mi juventud
estuve cercana a los movimientos obreros de aquella época y me sabía el
Estatuto de los Trabajadores al dedillo, más algún que otro convenio sectorial,
la propuesta laboral del proyecto empresarial de Global Ecofuel System me resultó
absolutamente indignante e inviable, digna solamente para ser denunciada de
inmediato.
El anuncio leído hoy en Segunda Mano de Madrid no puedo
calificarlo siquiera. El texto dice así:
Dependiente kiosco flores
Descripción:
Zona de O´Donell. Necesito a alguien para atender en quiosco
de flores. Necesario tener coche propio y carnet de conducir. Me deberás ir a
buscar a mi casa a las 8,30 de la mañana para recogerme abrir a las 9. Si fuera
necesario ir a algún pedido lejos, necesitarás el coche para ir. A las 3 me voy
y te quedarás tu solo atendiendo y a las 20.00 puedes empezar a recoger
tardaras unos 30-45 min. La comida te la tienes que llevar ya que comerás allí
cuando tengas un rato que no halla clientes. Se trabaja todos los días incluido
sábados, domingos y festivos. Sin alta en la S.S., sin pagas extras. La gasolina te la pagas tú.
El sueldo será de 20, 25 o 30€ según lo que vendas. Imprescindible buena
presencia. Horario los 365 días: de 8,30 a 20.45.
Doce horas y cuarto de trabajo diario por un salario que
puede variar entre los 600 y los 900 euros mensuales brutos, ya que tendrá que
descontar la gasolina de los desplazamientos y las revisiones y/o los arreglos
que pudiera necesitar el coche, y que no serán menores a menor sueldo, ya que
los desplazamientos no barrían.
4.471 horas de trabajo al año, mas tiempo empleado en
desplazamientos, por un salario anual
incierto, que variara entre 7200 y 10800 euros brutos que, y una vez descontada
la gasolina y el taller que bien, y con suerte, y a falta de saber cuantos kilómetros
diarios debe recorrer el vehiculo, puede estar en unos 1000 euros anuales, quizás
como mínimo, por lo que el sueldo neto se quedaría entre 6.200 y 9.800 euros
anuales.
Jornadas laborales de 12,15 horas por, los días de menos
ventas, un salario de 20 euros brutos, unos 17-18 euros netos. Aproximadamente
1,5 euros la hora, que puede verse incrementada hasta los 2,30 euros/hora.
Sin cotizaciones, sin derecho a bajas laborales remuneradas,
sin vacaciones, sin descansos.
Anuncios de trabajo de estas características escasean, es
cierto. Probablemente, nadie acuda a solicitar semejantes puestos de trabajo. Al
menos, no todavía. Seguramente, cuando la diputada Fabra dijo en el Congreso “que
se jodan” se refería a esto: a que la orgullosa clase trabajadora que había conseguido,
tras numerosas, largas y costosas luchas, un Estatuto de los Trabajadores, y
convenios laborales sectoriales y de empresa, se nos estaba acabando nuestra
dignidad reflejada en esas leyes, normativas y acuerdos, e íbamos a volver a la
esclavitud monda y lironda si queremos seguir respirando.
De Andrea Fabra, teniendo en cuenta la educación recibida y
el partido en el que milita, se puede esperar lo que dijo en el Congreso y más.
Pero que José Antonio Griñán y Rosa Aguilar, entre otros y otras desde las
supuestas filas de la izquierda y dirigentes de los sindicatos mayoritarios, condenen
las acciones de sensibilización y reivindicación de Juan Manuel Sánchez
Gordillo y Diego Cañamero, no se entiende. No se puede entender. Que los
partidos de izquierdas y los sindicatos de clase pidan calma y tranquilidad
frente a la situación que estamos viviendo y que no lleva más que, en el mejor
de los casos, y como ya se está comenzando a ver, a la vuelta a la esclavitud
de la clase trabajadora, es totalmente inadmisible.
Y todos esos nombres propios que representan a esos partidos
políticos y sindicatos no merecen sino nuestra indiferencia y que volvamos la
vista, todos los sentidos, hacia personas como puedan ser los Sres. Gordillo y
Cañamero y nos unamos a la lucha. Posiblemente de ello dependa que mantengamos
nuestra dignidad o que terminemos siendo esclavos y esclavas en el primer mundo
del siglo XXI.
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