Acabo de echarle un vistazo al documento “Síntesis del diagnóstico
inicial ambiental municipal de Huéscar” (página web del ayuntamiento) que, si
bien no tiene fecha, teniendo en cuenta
que la primera reunión tuvo lugar en algún momento del primer trimestre
del 2009 e incluía una encuesta, el diagnostico tiene que ser inmediatamente
posterior.
Me ha llamado la atención un dato estadístico concreto ante
la pregunta “¿Estaría a favor de una fábrica contaminante en el municipio que
crease muchos puestos de trabajo?”, a la que el 61% responde que no, y solo un
26%, menos de un tercio, responde que
si.
Aun así, con estos datos en la mano, por ese mismo tiempo el
ayuntamiento inicio negociaciones con la empresa que supuestamente iba a
implantar en Huéscar la macro incineradora, y digo supuestamente porque en
realidad Plasma System Group S.L. era un
timo en toda regla, o un proyecto de macro pelotazo con la venia y el aplauso
del ayuntamiento.
Es decir, el ayuntamiento sabía, a priori, que casi dos
tercios de la población se declaraba abiertamente en contra de la implantación
de empresas contaminantes, y así y todo, inició –a espaldas de la ciudadanía,
por supuesto- un proceso para implantar en Huéscar la que hubiera sido una de
las mayores empresas contaminantes del planeta y cuya política, ya como mal
menor, anulaba el principio de reciclaje de residuos.
Por ese mismo tiempo, el actual alcalde, José María Martínez,
si bien no formaba parte del entonces equipo de gobierno, era el secretario
general de la agrupación PSOE de Huéscar y ya se perfilaba, extra oficialmente,
como candidato a alcalde por su partido, por lo que es de suponer que participo
en las negociaciones entre ayuntamiento y
Plasma System Group, así como en la AL21 de Huéscar, o al menos, estaba al corriente
de ellas y de lo que se dijera y acordara en ellas. De no ser así, ya
demostraba por aquel tiempo el escaso interés que le merece Huéscar y su ciudadanía
cuando sus aspiraciones inmediatas eran las de dirigir el pueblo.
Pedirle congruencia a quien apenas dos años antes fraguaba
al mismo tiempo una AL21 para Huéscar por un lado y por otro impulsaba la
implantación de una macro incineradora en el mismo territorio, y no una
cualquiera, si no la de mayor capacidad del planeta, con los datos adversos que
disponía, además, acerca de la
aceptación ciudadana, es poco menos que pedirle peras al olmo, o esperar que un
sacerdote del Opus Dei defienda la libertad de aborto.
El alcalde de Huéscar es solo un ejemplo de las personas que
deciden hacer de la política su profesión, o cambiar su profesión por la política,
bajo el amparo de las siglas de un partido, y cuyos objetivos se desconocen,
mas allá del interés personal y de partido, que rápidamente dejan al
descubierto, a veces, incluso antes de tener la oportunidad de ocupar el cargo,
como es el caso al que me estoy refiriendo, el actual alcalde de Huéscar.
La AL21
de Huéscar fue aprobada en pleno municipal, por unanimidad, hace poco más de un
año, cuando ya presidía el ayuntamiento este alcalde que además participo en
las mesas reanudadas a finales del 2010. Desde entonces, poco más se ha sabido
de ella. A los pocos meses colocaron unas cuantas papeleras, que siguen siendo
insuficientes, y algunos nuevos contenedores de envases, y se acabo, a pesar de
que las prioridades para ejecutar en el primer año desde su aprobación suman,
si no me he equivocado, ciento treinta y cinco actuaciones, de las que
cincuenta y dos están catalogadas como prioridad alta.
Ciertamente, poco se podía esperar en medio ambiente y
sostenibilidad de quien poco antes había defendido la macro incineradora, desde
luego para mí particularmente, no ha sido una sorpresa que haya archivado el
Plan de Actuación de la AL21
de Huéscar. En cambio, si me sorprende más que el partido en la oposición, el
PP, que tanta sensibilidad medio ambiental mostró rechazando de plano la construcción
de la incineradora y estando de acuerdo con el Plan de Actuación AL21 de Huéscar,
al que no le puso ninguna objeción -o al menos no consta en el acta del pleno
municipal donde votaron dicho plan-, no esté vigilando que se cumplan las
actuaciones previstas y no esté denunciando públicamente que no se cumplen.
Ante esta situación, es decir, la falta de congruencia, la
falta de compromiso, la falta de ética, en primer lugar del equipo de gobierno,
y en segundo lugar del partido único en la oposición municipal, no se si
utilizar este medio desde el que habitualmente me expreso para recordarles que
la situación socio económica de la ciudadanía de Huéscar está deteriorándose a
pasos agigantados porque cada vez escasean más el trabajo, los sueldos de
quienes lo tienen, y las subvenciones, y
que mirando en términos generales del país, este va a ir irremediablemente a
peor, no ya porque van a continuar recortando derechos, sueldos y despidiendo a
personas empleadas, sino porque se preocupan por detener casi de inmediato a
unas personas que, en nombre de un sindicato, el SAT, y como acto reivindicativo, han expropiado
unos cuantos carritos de alimentos básicos en un supermercado, y en cambio, endeudan
al país en cien mil millones de euros para sanear las cuentas de unos banqueros
que han estafado a miles de personas con participaciones preferentes, dejan sin
casa a otros cientos de miles y cobran indemnizaciones y pensiones
absolutamente aberrantes; como decía, no se si merece la pena recordarles al
equipo de gobierno local y al equipo de la oposición y dirigente de
Mancomunidad de Municipios de la
Comarca de Huéscar, que es necesario, prioritario, y muy
urgente que pongan en práctica un plan integral de desarrollo sostenible para Huéscar
y, en la medida que sea posible, para la comarca, su área de influencia política
directa.
Si en Marinaleda pudieron y pueden, con todas las fuerzas políticas
de grado superior en su contra, en Huéscar y la comarca, con todas las fuerzas políticas
superiros a su favor, pueden. De no llevarlo a cabo, será por:
A) No
les interesa el bienestar de la ciudadanía.
B) Son incapaces totales, no aptos para los cargos públicos que desempeñan.
C) Se
han dedicado a la política profesional para su propio beneficio, mintiendo a la
ciudadanía, que es el peor de los engaños al que puede recurrir una persona, para conseguir sus objetivos particulares.
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