El tan vapuleado desarrollo sostenible, que ha sido manipulado y ha perdido credibilidad antes siquiera de implantarse, debería ser la prioridad de cualquier programa electoral que se precie de cara a las municipales que están a la vuelta de la esquina, especialmente cuando de zonas rurales se trate, como es nuestro caso. No nos estamos refiriendo a que digan, unos u otros, que van a potenciar el desarrollo sostenible. No, no es eso. Tampoco alargar la vida de las nucleares, o proteger los derechos de autor de nuestros artistas afincados en otros países para evitar el pago de impuestos, es desarrollo sostenible, como nos ha pretendido hacer creer el gobierno con la Ley de Economía Sostenible. Como no lo es cambiar huertos de hortalizas por huertos solares.
Que algún partido político de los que se presentan a las elecciones, o todos ellos, diga en periodo de campaña "vamos a potenciar el desarrollo sostenible" tendrá tanta validez como si yo digo que voy a desbancar a la modelo Kate Moss en las pasarelas del diseño de alta costura, y adjunto currículum a mis palabras. La cosa puede producir un inusitado asombro, pero credibilidad, ninguna.
Porque desarrollo sostenible, ya lo hemos dicho en más de una ocasión, no es un apellido, ni un nombre de pila que se haya puesto de moda. Es un concepto. Una forma de vida, en la que cada proyecto que se realice en su nombre tiene que ser el fruto de una exahustiva reflexión, un profundo conocimiento de los recursos y del entorno, y una coordinación exquisita con cada uno de los sectores existentes en el territorio. Trompiconear en este caso no sirve de nada. Es decir, anunciar simultáneamente que el turismo sostenible comarcal ha obtenido una cuantiosa subvención para su desarrollo, y que han dado luz verde a una macro incineradora, no es desarrollo sostenible, ni siquiera mirando con los ojos cerrados, por muy estupendo y sostenible que sea el proyecto presentado por las y los implicados en el sector turístico. La absoluta insostenibilidad del otro proyecto paralelo anula completamente la sostenibilidad del primero. Y quien dice incineradora dice helipuertos privados, merma artificial del cauce de un río, fábrica de plásticos, cochineras industriales, macro plantas solares - aún estando totalmente a favor de esta fuente energía-, autovías, o cualquier otro disparate que modifique y perjudique el ecosistema, el aire, el paisaje y el urbanismo.
Desarrollo sostenible, entre otras cosas, es el aprovechamiento respetuoso de los recursos endógenos creando sinérgias de forma que el desarrollo de un sector beneficie a los demás, apoyándose cada sector en los demás, implicándose así el conjunto de la población. Por poner un ejemplo al que ya hemos recurrido en otras ocasiones: agricultura ecológica. Aparentemente, es sostenible, dado que el cultivo ecológico no degrada la tierra y demanda menos cantidad de agua de riego, y tampoco perjudica la salud de los agricultores y agricultoras, ni de los consumidores y consumidoras de los productos que se cultivan en esas tierras. Pero dependiendo de como se lleve a cabo esa agricultura ecológica, será sostenible o no lo será. Si esa agricultura además de ecológica es de monocultivo, las especies no son autóctonas -perfectamente adaptadas al clima y a la tierra-, la cosecha tiene un único comprador multinacional y es necesario trasladarla a cientos o miles de kilómetros, el producto permanece almacenado en cámaras figroríficas durante semanas o incluso meses, y tanto el precio como el tamaño y la cantidad mínima y máxima lo fija ese único comprador, de agricultura sostenible tiene muy poco. Ecológica sí, pero sostenible no.
Para que esa agricultura ecológica sea además sostenible, como decíamos antes, tiene que implicar al resto de la población no agrícola. Y, ¿como se hace eso? ¿Qué tiene que ver el albañil o la jueza con la agricultura ecológica local? Pues tienen que ver y mucho, como consumidores que son, tanto él y ella como el resto de la población. ¿Cuantos kg. -o toneladas- de patatas ecológicas se cultivan en la comarca? ¿Cuantos kg. -o toneladas- de patatas se consumen en la comarca al año? ¿Cual es la diferencia entre cultivo y consumo? ¿Se consumen más de las que se producen? Es necesario aumentar la producción. ¿Se consumen menos de las que se producen? Es necesario introducirlas en los mercados más próximos que a su vez carezcan de producción patatera y demanden ese producto. Así, la agricultura ecológica comarcal forma parte de nuestras vidas, de las de todas las personas que habitamos la comarca, y aún de las visitantes: agricultoras, comerciantes, distribuidoras, consumidoras. Ya se ha establecido el equilibrio, ya tenemos una agricultura ecológica y sostenible.
Estoy imaginando el excepticismo de más de uno si leyera lo que decimos, argumentando que eso no es tan fácil como lo pintamos, que los agricultores en sus tierras cosechan lo que les viene en gana y lo venden a quien les parece mejor. Y es cierto, por supuesto. Pero en la comarca, hay agricultores ecológicos que reciben subvenciones públicas con el compromiso de vender las cosechas íntegras a multinacionales, so pena de que les sean retiradas las subvenciones. Dejando de lado lo que puede ser una coacción no tan subliminal, ¿no sería más lógico que esas mismas subvenciones les sean dadas con el compromiso de vender los productos prioritariamente en la comarca donde se cosechan? ¿No sería más lógico que el GDR subvencionara a agricultores cuya producción se comercialice prioritariamente en la comarca? ¿No sería más lógico que los ayuntamientos adheridos a la Red Sostenible, como es el caso del de Huéscar, fomentaran la comercialización comarcal al mismo tiempo que incentivan a comerciantes y desarrollan campañas en ese sentido destinadas a la población?. Porque al agricultor y agricultora, si se le garantiza la venta de su cosecha a un precio justo (las multinacionales nunca compran a un precio justo, no lo olvidemos) no creo que tenga inconveniente en que sus productos se comercialicen en un radio máximo de ciencuenta o cien kilómetros ¿O acaso sí lo tiene? ¿Se les ha preguntado en ese sentido? ¿Cual ha sido su respuesta? ¿Y la respuesta a su respuesta?. Ahí es donde se tienen que poner a trabajar, y con urgencia, involucrándose cien por cien, todas estas entidades que tenemos en la comarca con el objetivo, eso dicen de sí mismas en su prolífica propaganda, de generar empleo, al unísono con los ayuntamientos, para que la respuesta a la respuesta convenza, tanto al sector agrícola como al consumidor.
En el caso de excedentes, lo primero es transformar en la comarca. Pero sin los aspavimientos, por favor, de que hay que ir a copiar el modelo de no se que sitio, ni de que están tratando de que venga una empresa de no se donde a que se encargue de ello. No, utilicen el sentido común por una vez. Formen a personas desempleadas, especialmente sin formación anterior de algún tipo. Recurran a las personas desempleadas con formación afín en alguna de las áreas. Fomenten las cooperativas sociales. Creen infraestructuras que puedan ser aprovechadas por más de una pequeña empresa o trabajadoras y trabajadores autónomos. Copen cada uno de los subsectores y háganlo con capital humano comarcal. Involucren al sector turístico, al comercial, al restaurador, a colectivos (colegios, hospital, residencias), al consumo familiar.
Verán como genera empleo, la tierra y el agua y el paisaje se conservan en buen estado, el sector agrícola se beneficia económicamente, y el consumidor también. Ganamos, unos y otras, en salud. Y no se produce un consumo añadido de energía ni estamos contribuyendo a un exceso de contaminación, todo lo contrario, estamos evitando contaminación.
Eso sería, a grosso modo, desarrollo sostenible tocante a la agricultura, sobre el que hemos desarrollado un ejemplo. Y, afortunadamente, en la comarca tenemos más recursos endógenos: está el sector ganadero; y tenemos ese sector tan mimado económicamente por las administraciones y tan poco eficaz al mismo tiempo: el sector turístico, que a lo sumo, se mira el ombligo y nada más. Y podríamos tener un sector artesanal ya en marcha, si a algún organismo local y a alguna entidad comarcal, les hubiera interesado un mínimo. Y si el agrícola puede ser amplio, el ganadero puede serlo más, y el turístico y el artesanal no se les quedaría a la zaga. Los cuatro juntos, apoyándose mutuamente, pueden dar un cambio significativo a la comarca. Cambio a mejor en cuanto a empleo, alimentación sana, educación, formación, personalidad, economía, y por ende, a cultura.
Así que, anímense, señores y señoras candidatos y candidatas a gobernar los próximos cuatro años, rodéense de personas con formación y conocimientos y capacidades y experiencias en desarrollo sostenible, que al mismo tiempo sepan el territorio y lo amen. Personas jubiladas, personas jóvenes, aportando experiencia, formación, que pueden ir desde el conocimiento de semillas y otras materias endógenas, a las nuevas tecnologías de la información; hace unas semanas, en el foro pikazahuescar.com un o una participante, con el nombre de "apunten", 3 marzo, 9.54, hilo "El Psoe de Huéscar ya tiene lista..." dejaba unas veinte propuestas relacionadas con la almendra, imaginen lo que pueden dar de sí seis u ocho productos más, y sólo en agricultura. Aprendan, señores y señoras políticas, con y de esas personas, viabilicen, estructuren, y particípenlo a la ciudadanía. Y, si a ustedes no les gusta, les resulta demasiado ampuloso o marginal o revolucionario, depende de como lo miren, no pronuncien la frase "desarrollo sostenible". Simplemente, argumenten, desarrollen los proyectos de actuaciones que llevarán a cabo si gobiernan. El nombre ya lo pondremos la ciudadanía. Cuando ustedes escuchen que decimos "ah, eso que están proponiendo es desarrollo sostenible" o, en su defecto "esa propuesta para crear empleo si que me la creo", es que lo están haciendo ustedes correctamente.
Pero, por favor, no nos repitan por enésima vez "vamos a crear empleo" o "vamos a crear quinientos empleos", o adaptándose a los tiempos "vamos a hacer una autovía sostenible". Lo primero, estamos hartos y hartas de escucharlo y de comprobar que nunca es verdad. Lo segundo, más que promesa, nos parece una demostración de su absoluta incultura en materia de sostenibilidad. Y, nos guste o no, les guste a ustedes o no, el desarrollo local y comarcal, pasa inevitablemente por la sostenibilidad. Sin ella, no tendremos desarrollo nunca. No se esfuercen en contarnos y prometernos fantásticas inversiones de fantásticos empresarios en fantásticas industrias porque eso, jamás supondrá desarrollo para el territorio. Deterioro del territorio, empleos de pésima calidad, enriquecimiento de los empresarios, y abandono cuando encuentren otro lugar más barato, si. Pero desarrollo territorial, no.
Y recuerden, señoras y señores candidatos, que lo que no nos propongan y sea prioritario, les pasará factura. Y lo que nos propongan y no se convierta en realidad, también.
DahirA.
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