Mucho se está hablando estos días de las listas electorales de los partidos que se presentan a las municipales de Huéscar, que en realidad se reducen a dos, por orden alfabético: PP y PSOE. Cada uno de los partidos tiene sus defensores y defensoras, detractores y detractoras, como no podía ser menos, viviendo como vivimos en un estado democrático.
Desde desde el punto de vista de quien no es afiliada a ningún partido político, ni seguidora por amor u otros intereses más prosaicos, y cuya máxima es reconocer cualquier actuación positiva y cualquiera negativa, sin el prejuicio de las siglas que la precedan, y teniendo en cuenta que estamos en pre-campaña electoral, que es cuando se magnifica todo, cada uno lo positivo, o lo que considera positivo de sí mismo, dejando lo negativo exclusivamente para el otro, o los otros, ahora mismo estamos ante una lluvia de acusaciones cruzadas de partidarios y partidarias de uno y otro partido.
Cada uno de los partidos parte con una desventaja respecto al otro. El que no ha gobernado, porque no puede aportar la experiencia, ninguna retahila de hechos que induzcan a la ciudadanía a confiar basándose en lo tangible. Y el que ha gobernado y gobierna porque los muchos errores cometidos durante sus legislaturas, pese a las promesas de futuro, inducen a la ciudadanía a desconfiar.
Siempre he escuchado que en las municipales no se vota a los partidos, se vota a las personas, pero es ahora cuando estoy comprendiendo esa máxima, partiendo de que apenas conozco ni a la candidata por el PP, Soledad Martínez, ni al candidato por el PSOE, José María Martínez, que pese a la coincidencia del primer apellido, no creo que sean hermanos ni primos hermanos. Hace meses DahirA tomamos la decisión de contactar con cada uno de los partidos que se presentaran en Huéscar, cuando estuvieran más próximas las elecciones, con el objetivo de conocer mejor a cada una de las candidaturas y de esta forma poder hacer una valoración más objetiva de cada una de ellas. A la salida de la primera mesa de la AL21, por el mes de noviembre, José María Martínez me dijo que quería hablar con nosotras. Perfecto, "cuando quieras", le contesté. Al finalizar la tercera mesa, hablamos unos minutos y terminé recordándole que nos llamara y hablábamos detenidamente. No se ha producido esa llamada, aunque sabemos, por el blog del alcaldable, que ha mantenido una reunión con dos asociaciones de mujeres de Huéscar, La Alhábega y La Encandada. Parece bastante claro que finalmente desestimó la conveniencia de convocar también a DahirA. Naturalmente, presuponemos que es debido a las críticas que hacemos del Ayuntamiento. Aunque precisamente esas críticas es lo que hubiera hecho de la reunión un momento de debate interesante, que nos hubiera enriquecido a ambas partes. Pero, quizá, no ha sido ese el motivo, y simplemente ha pensado que DahirA, las artesanas, no tuvieran algo que aportar, ni él, en calidad de alcaldable, nada que aportarnos a nosotras.
En cambio, sí hemos mantenido una reunión con la alcaldable del PP y con parte de las personas que forman su lista electoral. Aún sin otra referencia sobre la que comparar -y ésto nos apena verdaderamente-, fue una reunión positiva, desde la perspectiva de DahirA. La reunión no consistió en una relación de peticiones por nuestra parte, y promesas formales por la suya. Tampoco lo pretendíamos. Ni pedir, ni escuchar promesas. Las promesas aburren, y las peticiones, si corresponden, al Ayuntamiento, a quien esté gobernando, y con un proyecto, o un derecho, en la mano, según sea el caso. Arrancarle promesas en pre-campaña a quien opta a la alcaldía es fomentar la demagogia, en ambos sentidos. Un regalo de oídos mutuo.
En dicha reunión hablamos de Huéscar. Hablamos de como hacer un ayuntamiento más transparente, más participativo, más ciudadano. Hablamos de los medios de comunicación. Hablamos de artesanías. Hablamos de como aprovechar el parque en los veranos. Hablamos de la escultura Mariana Pineda. Hablamos de consumo de proximidad. Hablamos del aprovechamiento de recursos endógenos. Hablamos de corrientes políticas, cada parte desde el respeto a la otra. Entercambiamos perspectivas, saberes, proyectos, ideas.
A día de hoy, transcurridos varios días desde la reunión, los aspectos más positivos que destacaría de la misma en cualquier orden: la participación abierta y natural de todas las personas que estuvieron en la reunión, que denotaba que están acostumbradas al diálogo, al debate, a la opinión, por tanto, la participación colectiva no les es ajena, la practican internamente. Otro aspecto fue que reconocieron abiertamente que no dominan el tema de desarrollo sostenible; esto me pareció muy positivo, porque es bastante obvio que ningún político o política sabe en realidad de que va el tema, sin embargo, la mayoría habla y habla de desarrollo sostenible, y por tanto, mete la pata continuamente. El humilde reconocimiento, lejos de ser negativo, es un buen punto de partida: no se, pero quiero aprender; no se, pero puedo rodearme de personas que saben, y juntas podemos conseguirlo. El tercer aspecto fue algunas preguntas, formuladas desde la perspectiva de quien tiene una idea pero por desconocer el tema no sabe si son adecuadas o no y espera, también humildemente una respuesta que le confirme o le desmienta.
Como ya he dicho antes, es una lástima que no podamos comparar estas impresiones positivas con otras fruto de reuniones con el alcaldable y otros miembros de la lista electoral del PSOE. No obstante, nos alegra haber mantenido esa reunión con Soledad Martínez y otras personas de su equipo. Nos sabemos un poco más. Nos saben críticas. Nos saben dialogantes. Nos saben vivas. Los sabemos participantes de Huéscar, amantes de Huéscar. Sin siglas. Sin enfrentamientos. Con madurez democrática.
DahirA.