No a la escultura de mujer arrodillada representando a Mariana Pineda en la Plaza Santa Adela de Huéscar

sábado, 13 de marzo de 2010

El 8 de marzo se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer, que este año ha cumplido un siglo. Cien años ya desde aquella Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague y que a propuesta de la dirigente alemana Clara Zetkin fue aprobada por unanimidad como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres.
Desde sus inicios, en el marco de este día las mujeres han protestado por la guerra, se han solidarizado con otras mujeres, han pedido el voto femenino, se ha reflexionado sobre los avances conseguidos, se ha exigido la participación de las mujeres en la vida política y económica, el derecho a la educación, a la salud ... ¿y ahora qué? ¿que reivindicamos ahora, un siglo después de los inicios del Día Internacional de la Mujer las mujeres de la Comarca de Huéscar?
Poca cosa, diría yo. Pasamos por este día como una jornada de trámite obligado y poco más. Ya lo decía el año pasado en este mismo espacio. Parece que ya lo hemos conseguido todo, que todas las mujeres lo tenemos conseguido todo. Parece que todas tenemos trabajo remunerado y digno, que gozamos de un transporte público ejemplar, que hemos conciliado vida laboral y familiar, que ocupamos puestos de responsabilidad en las empresas y en la política en igualdad de condiciones con los hombres y por igual, que coeducamos sin ninguna fisura, que hemos superado socialmente el lesbianismo y nos parece totalmente normal, que hablamos del aborto y de la nueva ley del aborto con total naturalidad, que no nos interesan otras realidades que nos rodean: pobreza extrema de las mujeres en otros países, ablación, condenas a muerte por adulterio, analfabetismo, prostitución infantil, violaciones de los derechos básicos, salarios inferiores a los hombres... Parece que en nuestras asociaciones hablamos exclusivamente de política y de feminismo; de economía y desarrollo sostenible; de literatura y arte; de deportes y cambio climático; de la expansión de las empresas que dirigimos y de convenios colectivos; de las propuestas firmes que llevamos a las administraciones para mejorar nuestra calidad de vida, la de nuestras familias y la de nuestro entorno, de los apoyos a distintas organizaciones reclamando derechos fundamentales para las mujeres de otros países que no los tienen.
Parece que el hecho de que un partido político aquí en España proponga la supresión del Ministerio de Igualdad no va con nosotras, no tiene nada que ver con nosotras, no nos afecta. Parece que es normal que la iglesia católica nos diga con quien podemos acostarnos y con quien formar una familia y con quien no; parece que no nos damos por aludidas cuando nos llama asesinas por apoyar la ley del aborto, parece que no nos afectan los numerosos casos de pederastia en los que están involucrados tantos sacerdotes, parece que ...
Naturalmente, la mujer española, incluidas las mujeres de la Comarca de Huéscar, hemos avanzado mucho en el último siglo, pero, ¿de verdad hemos conseguido ya todos los logros que se pueden conseguir en igualdad de género, de derechos laborales, políticos, culturales, sociales?. ¿Que entendemos las mujeres de la Comarca de Huéscar por Igualdad de Género?, ¿que entendemos por Coeducación?, ¿que entendemos por conciliación familiar y laboral?, ¿que hacemos las mujeres asociadas para cambiar lo que todavía no está bien, para evolucionar, para que evolucionen nuestros hijos y nietos, nuestro entorno?.
Este año, alrededor de esta fecha, he tenido la fortuna de escuchar a Josefa Caballero, Diputada Provincial de Igualdad, a Teresa Egea, de la Asociación La Alhábega, a Albina González, de Dahira, y a una mujer desconocida de Huéscar ¡hablando de coeducación llevada a la práctica!. Unas y otras defendiendo los derechos de las mujeres a estar y elegir a quienes vayan a estar; hablando de las mujeres más desfavorecidas de otros países y la fuerza con la que luchan por conseguir derechos, de la importancia de la educación para el avance de las mujeres y de la sociedad, del aborto, de los diferentes modelos de familia, de las conferencias de Beijing y New York ... También, desgraciadamente, he escuchado al algún que otro hombre cuyo concepto de la igualdad está totalmente trasnochado y bastante equivocado, aunque otros hombres, de aquí, de Huéscar, tienen más claro ese concepto. Y todo ello, ha sido interesante, importante. A pesar de que el movimiento asociativo de mujeres de la comarca esté dormido. Al menos, algunas personas, hombres y mujeres, están, estamos, en el camino. El largo camino que todavía queda por recorrer para que la igualdad de género sea una realidad generalizada, cotidiana.
DahirA.

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