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martes, 24 de marzo de 2009

El archivo de los Tarros Escondidos de Irena Sendler

En enero de este año murió en Varsovia Irena Sendler, una anciana polaca de 98 años, de religión católica, y que según sus propias palabras, la "educaron en la creencia de que hay que salvar a quien se ahoga sin mirar su religión o nacionalidad", que todavía conservaba en su cuerpo las marcas que le dejaron los nazis en 1943, después de detenerla y torturarla -le rompieron pies, piernas y brazos-, intentando que les revelara donde escondía su archivo. Pero Irena no habló. Y consiguió salvarse de la condena a muerte gracias a la intervención de un grupo de la resistencia polaca que la rescató a tiempo. Aún después de esta experiencia, continuó su labor, bajo una identidad falsa, hasta el final de la Guerra.
¿Qué contenía el archivo de Irena para que fuera deseado por los nazis? ... Irena era trabajadora social en el ghetto judío de Varsovia bajo la ocupación nazi e ideó un sistema para sacar de allí a los niños judíos y llevarlos al otro lado, bajo una identidad falsa, -nombres falsos y falsas partidas de bautismo-. Los sacaba en camiones de basura, en ambulancias, e incluso en ataúdes, o a través de la iglesia católica que tenía una entrada por el barrio judío y otra por el católico, para que fueran adoptados por familias católicas. Así salvó de una muerte practicamente segura a manos de los nazis a unos 2.500 niños judíos. Por cada niño y niña que sacaba del ghetto enterraba una botella vacía con un papel dentro que contenía el verdadero nombre del niño o de la niña y otros datos familiares, pensando en que esos niños y niñas pudieran recuperar su verdadera identidad mas adelante.
A pesar de su heroicidad ella nunca se sintió una heroína. Cuando acabó la guerra continuó trabajando con niños y niñas en orfanatos y asilos hasta su jubilación. Ella misma dijo poco antes de morir "sigo teniendo mala conciencia por haber hecho tan poco".
Pero Irena fue una gran heroína, sin ningún lugar a dudas. Y las heroínas y los héroes permanecen vivas y vivos siempre. Y así permanecerá Irene Sendler y su archivo de los Tarros Enterrados.
DahirA.

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