Cuando marché de vacaciones en el foro radio Pikaza se
hablaba de artesanía. A la vuelta, aunque no he tenido tiempo de leer todo, se seguía
hablando de artesanía. Mucho detractor, que si la artesanía no funciona, que si
no hay artesanía en la comarca, que si seria un proceso muy costoso en inversión
pública, que si los proyectos de Dahira tenían por objetivo la consecución de
subvenciones. También he visto datos y comentarios objetivos que desde mi
perspectiva de artesana agradezco sin ninguna duda.
No se quien o quienes tuvieron un interés repentino por
desempolvar el tema de la artesanía comarcal, pero en cualquier caso, es un
tema que, obviamente, me interesa. He de confesar que mi fracaso personal más
estrepitoso es el de no haber conseguido, viviendo en una zona productora de
lana, que se aproveche ésta, creando una cadena de áreas artesanas y el empleo
que hubiere generado. También reconozco que, desde la asociación, no hice hincapié
en la lana, puesto que había otras artesanías a las que apoyar y no consideré
oportuno darme un trato de favor a mi misma, o lo que pudiera parecer un trato
de favor.
Sin embargo, la lana, junto con el esparto, es la materia
prima comarcal que mejor se puede aprovechar, y tan económica o mas que el
esparto. Llegaron a decirme que no solo seria gratis, si no que los ganaderos pagarían
porque alguien la retirara de su vista y de sus fincas después de las esquilas.
La intervención artesanal con la lana es muy amplia, por lo
que la cadena de empleos habría sido también muy amplia. Lavar, cardar, hilar,
teñir, madejar, comercializar, tejer. Este apartado, el de la tejedura, también
es amplio: prendas de vestir, complementos, alfombras, y tapices. Y la
formación. Por aquellos años, hace cinco o seis, yo sabia que no me quedaba
mucho tiempo de seguir tejiendo tapices, las enfermedades degenerativas no
perdonan el transcurso del tiempo. Por eso, uno de mis sueños personales, era
dejar a personas formadas en la técnica
de la tejeduría de tapices sobre telar vertical sin lizos en esta comarca.
Las artesanías basadas en la lana habrían supuesto, más que
otras artesanías, un aprovechamiento sostenible integral, ya que en el proceso
no tiene que intervenir ninguna materia química, por lo que no produce ningún
tipo de contaminación, ni ninguna herramienta que no pueda fabricarse
artesanalmente en la comarca con materias también endógenas, y a su vez genera
un producto muy apreciado en jabonería, que hubiera podido aplicarse
directamente en la comarca, desarrollando al mismo tiempo otros productos
artesanos.
Pero aún hay mas: todas estas posibles artesanías basadas en
la lana habrían sido un complemento perfecto para el Centro de Interpretación de
la Oveja Segureña,
aportándole mas vida y sentido del que proyectaron: un amplio espacio vacío con
unos cuantos paneles y pantallas y pare usted de contar la dinamización del
centro. Aunque, en honor a la verdad, parece que aparte de paneles sosos –no
quiero pensar el contenido y dinamización de las pantallas si se parecen a las
del Centro de Interpretación Megalítica de Gorafe-, ahora quieren dotarlo de un
espacio investigador y/o restaurador con la carne como base, o eso es lo que yo
he entendido por lo leído en la prensa. En cualquier caso, todo habría sumado.
En cuanto al coste económico de una actuación sostenible de
este tipo, habría sido muy inferior, sin lugar a dudad, al costo de rehabilitación
del edificio que albergará al Centro de Interpretación del Cordero Segureño,
que ya va por dos talleres de empleo mas unos novecientos mil euros aportados
por Europa con la intermediación de Diputación, y lo que te rondare morena,
porque acaban de finalizar la segunda fase de las obras, y queda una tercera y quizás
una cuarta. Y de momento, va por empleo sostenible cero (estable y permanente,
que dijo el alcalde de Huéscar para definir empleo sostenible) y posiblemente, continúe
siendo cero por mucho tiempo. Cero o escaso, pagado con dinero público y
dependiente exclusivamente de éste.
Claro que esa actuación global habría significado un espacio
informativo, cultural, gastronómico, y artesanal, de calidad, con la dosis de
singularidad justa capaz de satisfacer a las personas visitantes, contribuyendo
al desarrollo económico local. Algo que a nuestros queridos políticos
comarcales no les gusta un pelo. Si hacen algo que sea tarde, caro, y mal. Y
por supuesto, que genere los mínimos empleos y tenga la mínima incidencia económica
en la población y la comarca.